Al Son del Texto

Tina Rodríguez

Luego de los resultados electorales los priistas miden estadísticas, desde luego que no les fue bien.
Ni modos que no se preocupen y en cada entidad dónde hubo elecciones encuentran retroceso.
Pero eso no es privativo de éstas, para 2017 habrá elecciones estatales en Edomex, Coahuila y Nayarit y se plantea que el PRD y el PAN, mantengan esa alianza de “agua y aceite” a la que alguna vez se refirió el propio Manlio Fabio Beltrones cuando se dio esa alianza en Puebla, que ganó Rafael Moreno Valle, hoy uno de los presidenciables panistas.
Pues esa fórmula se la repitieron en Veracruz, y ganaron la gubernatura de esa entidad del Golfo, la tercera en importancia electoral en el país.
La cuestión es que el priismo va a la baja; crecieron el PAN y Morena, en ese orden.
Y la cuestión es que ni el PRI y ni el PRD mostraron índices al alza.
Falta de trabajo político, cobertura de trabajo político y demás estrategias del pasado no han surtido efecto. El priismo tiene un problema y desde luego debe analizarlo y no con las justificaciones de su dirigente nacional, que de por sí fue sorpresa su nombramiento.
Con él queda claro que el priismo debe renovarse, desde su dirigencia nacional y que los viejos e3squemas no son ya los efectivos.
Ahí están los números como testimonio frío.
Ahora vienen las elecciones de 2017, tres entidades, Edomex (la segunda entidad de importancia electoral en el país), Coahuila y Nayarit. Las tres priistas desde hace 87 años. Si no es con todo, ¿con qué?
Al siguiente año en 2018 serán las presidenciales y junto, 14 entidades homologadas al proceso federal de ese año, entre ellos Oaxaca, Veracruz –que son gubernaturas de dos años actualmente ganadas por el PRI la primera y el PAN-PRD la segunda-, y que marca parámetros estadísticos para esa fecha clave.
Ahora sí que el PRI o se renueva a padecerá las consecuencias, incluyendo esos sus programas de gobierno, que no convencen a las masas, como se ve electoralmente.