AL SON DEL TEXTO

Al Son del texto

Tina Rodríguez

Parecerá una simpleza, pero en medio de las acciones de la CNTE, del plagio del presidente, de las olimpiadas fracasadas, de los ajusticiamientos del crimen organizado, aparece la otra realidad sencillamente cotidiana, que no parece ser nota para nadie: lo que se gastaba en febrero para la despensa quincenal, ya no alcanza y para colmo, los retroactivos del incremento de sueldo, en vez de comprender desde enero, merecieron negociación y se pagaron solo dos en Chiapas, tres en Hidalgo, dos en Guerrero, y así.
Y eso que ya estamos en el octavo mes del año.
La constitución dice que el sueldo es inembargable salvo demanda de manutención entre otros similares, y no tiene nada que ver con que el gobierno o empresas condicionen esos retroactivos a sus empleados o se los den en abonos.
Se incurre en ilícito.
Algo no está bien en éste tema que debe ser observado con atención, sobre todo porque si el gobierno no tiene liquidez ni para salarios menos para pagos demandados por cientos de miles de empresas por cada entidad del país, cuyas finanzas no alcanzan para nada.
¿Estamos en quiebra?
Al Son que me toquen…
No se vale que en medio de un reclamo se encarame otro; a la propia CNTE le ha pasado cuando grupos solidarios se le anexan en apoyo, pero buscando notoriedad para sacar a delante sus demandas, y hubo la necesidad de descontaminar el movimiento de eso, en algo apenas perceptible en los medios informativos.
Así, el que una serie de padres de familia en Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Ciudad de México, expusieran su desacuerdo con el no inicio de clases, fue considerado como edecanes del gobierno cuando no es así.
Resulta que ya tiene varios años en que, en indistinta entidad con presencia de ésta disidencia, no se inicia el ciclo escolar, y con ello al derecho constitucional a la educación pública, gratuita y laica.
Pero están en protesta, que pueden ser legítimas, pero a costo de poner en entredicho el futuro de miles de niños.
Ya se sabe que salen los que aducen que porqué si se preocupan por esa educación, no se hace lo mismo por los niños de la calle, los enfermos y los marginados.
Ciertamente está bien puesto el argumento, pero esos niños no son hijos de los padres que protestan.
Y en esas nos encerramos y seguimos con el problema real: no hay clases, y no hay calidad, y no hay cómo remediar eso hasta el momento.
Desalienta que las partes no quieran negociar. Porque es eso, no quieren: es todo o nada en ambos lados.
Como cientos de miles, el niño de cada casa paga las consecuencias en realidad.

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