Ya están entregando las tarjetas para la reconstrucción de viviendas. Foto: istmopress.com.mx
AL SON DEL TEXTO

Al Son del texto

Tina Rodríguez

Ya están entregando las tarjetas para la reconstrucción de viviendas, cada cual, con un monto de 120 mil pesos, que desde luego no son suficientes para la reconstrucción de las casas completamente dañadas, en algo que hasta genera molestia cuando en realidad, no es obligación del gobierno federal, volvernos a hacer la casa igual.
Tiene décadas que en México los gobiernos apoyan a los damnificados con todo, en tanto en otros lugares del mundo, los gobiernos quedan como garantía de pago en créditos de los ciudadanos, como en EU, en dónde cada cual en lo individual resuelve su problema, pues los fenómenos naturales pequeños o grandes, no son responsabilidad de nadie.
Pero en éste país en dónde se populariza todo, y más ahora, en tiempos de bajo marketing para la presente administración federal y estatales, y en lo general los partidos y la clase política muy cuestionada, pues todos a entrarle a la explotación social -rendimiento político- del desastre, y aunque cuidaron las formas, ha sido evidente la utilización del fenómeno: desde el cómo el gobierno federal proyectó la imagen militar vía plan DN III-E como integrados con el pueblo cuando eso no es cierto, hasta los mismos políticos de alto nivel viajando a los lugares siniestrados en busca de la foto, mientras las deficiencias en la distribución y algunos abusos por parte de autoridades mismas, genera críticas y sobre todo dudas en la manipulación de los recursos y hasta de las donaciones ciudadanas e incluso internacionales.
Lamentablemente han sido muchos los casos que justifican el beneficio de la duda ciudadana, incluyendo el caso de las mil 500 casas de campaña canadienses, en la que el gobierno federal agradeció solo 750 de ellas y se hubo de hacer la aclaración a precisión de la embajada, y desde esa altura hasta las nimias en las propias zonas desastradas, en que hay quejas de comunidades menos beneficiadas.
Las quejas en el estado no se han elevado no porque no haya, desde luego que la hay, pero no ameritaban magnificar los casos menores que, desde luego, se proyectan desde algunos medios en aras de establecer un puente negociador que ya no debería ser, si es que se quiere esa nueva relación gobierno-medios.
De esta manera en Morelos, Oaxaca y Chiapas, se habló de comunidades en el completo abandono, y como siempre, luego, “se verificó” que ya todo fluía con normalidad.
Así, en el rubro de esas famosas tarjetas, si la gente se gasta el recurso en otras cosas es su problema, pero que luego no salgan con que no les dieron nada abanderados por alguna organización o partido -y la verdad debería existir un portal de beneficiados para evitar que el tema sea bandera política- en las elecciones venideras, pues en aras de votos poco importa desprestigiar personas, instituciones, entidades., el tema de la reconstrucción en serio tiene mucha candela.

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