Julián Nazar, dirigente del PRI en Chiapas.
AL SON DEL TEXTO

Al Son del texto

Tina Rodríguez

Pues al parecer la indicación central de que Julián Nazar fuera el único que se inscribiera una vez dada a conocer la convocatoria para dirigente estatal del PRI, fue acatada.
Luego no les gusta a los priistas que se les hable de imposición en la casa de la democracia ¿o cómo era?
Porque ni disimulan, luego de casi un año de rencillas internas en busca de destronar a Roberto Albores Gleason, cuestionando su tibieza y nulo trabajo político, ya no con la base, sino en la estructura de gobierno y en concreto con el gobernador, obvio por el desplazamiento que sienten han sufrido durante el sexenio, en que los verdes se han adueñado de puestos de decisión y cargos de elección popular a destacar, y gozan de mercedes y privilegios que antes, ya tiene mucho tiempo, gozaban ellos, los priistas, desde que el padre del actual senador fue el último gobernador priista hasta la fecha.
Ya se ha escrito mucho en torno a Nazar, habrá que esperar qué hace para reactivar a su “tenue” partido a partir del 2 de septiembre, porque en el activismo está exactamente igual al PAN y al PRD y a toda la demás chiquitillada: invisibles.
De vez en cuando un bote pronto como cuando vino el dirigente nacional Enrique Ochoa Reza a Comitán, o en el informe “masivo” del senador Albores al estadio de futbol, en dónde la manipulación a la mujer fue vergonzante, a condición de ese programa Prospera hoy en manos de una de las De León Villard, de la completa confianza del ejecutivo del estado, al que habrá que cargarle lo posible en caso de que esta jovencita manipule las cosas con fines electoreros, pues no ha mostrado mucha ética política que digamos.
LO que tiene enfrente Julián no es nada sencillo: si tráfico influencias para imponerse, no va a tener el equipo requerido al menos distribuya mandos entre “los miembros distinguidos”, que no son otros que los inconformes que firmaron desplegados en contra de Albores Gleason, y darles cobertura a sus aliadas –que no Juanitas- las mujeres, para que no lo vayan a acusar de misógeno cuál es su modo desde hace tiempo.
Pues ahí está ya en puerta el relevo del dirigente priista que tanto pelearon, a ver si hace trabajo de base, de cobertura, de unidad.
Al Son que me toquen
Desde que Pablo Salazar ganó la gubernatura de Chiapas con una coalición de partidos, quedó claro que esa era la vía para lograr los triunfos y fincar los compromisos.
Desde luego que todavía hay militantes o integrantes de consejos políticos que se niegan a esa posibilidad y prefieren perder, pero solitos las candidaturas a los puestos de elección popular antes de ir coludidos a otras siglas.
Lo atractivo del compromiso compartido es que desde dos polos es más sólida la obligación responder a las demandas y compromisos adquiridos con los electores.
Desde luego que cuando la cabeza se desliza hacia un solo lado o se niega a reconocer alianzas, se dan las rupturas, se complican los escenarios, se dan las competencias desleales y abusivas, traiciones y demás que solo afectan la política interior del estado.
Por eso muchos fueron llamados a mantenerse calmos, a los panistas y perredistas no, ellos no tienen con qué.

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