AL SON DEL TEXTO

Al Son del texto

Tina Rodríguez

Muy aparte de los esquemas sindicales y el manipuleo que desde la sección 50 puedan hacer sus dirigentes con las autoridades del sector, aparece que la minuta de trabajo firmada por las autoridades de la Secretaría de Gobierno, cuyo titular, Juan Carlos Gómez Aranda, llegó al campamento de las huelguistas de hambre en esas fechas, no se ha cumplido en lo mínimo y contrariamente, la dependencia estableció un convenio con el sindicato en días pasados, en el que especifica que gradualmente se irán cumpliendo los planteamientos sindicales y de cobertura laboral y abastecimiento, pero como que eso deja en el limbo a éstas trabajadoras que, arriesgaron su salud en aras de sus derechos laborales pisoteados.

No es nuevo lo que hace la sección 50 al negociar con el gobierno, y minimizar la disidencia.

Lo vemos en casi todos los sindicatos del país ligados a un corporativismo que, por medio de la concertasesión, ha dañado tanto la mejoría laboral y las condiciones de trabajo de los que, de alguna u otra forma, trabajan en dependencias del gobierno estatal o federal, incluyendo las empresas descentralizadas como la CFE o PEMEX, entre tantas otras empresas paraestatales descentralizadas del gobierno pero que cuentan con sindicatos.

La herencia de ese control sindical tiene años, data de 1947, generado durante el sexenio de Miguel Alemán, gobierno que buscó impulsar un proceso de industrialización convocando a la iniciativa privada nacional y extranjera, la que, para llegar, solo pidió que “era necesario garantizar un panorama de estabilidad para los posibles inversionistas”.

Esa estabilidad no era otra cosa que controlar a los sindicatos y obvio disminuir las posibles demandas de los trabajadores en general, por lo que se estableció lo necesario para atraer a esos líderes por medio del corporativismo, que a los hizo dirigentes permanentes al reelegirse múltiples veces, amarrándolos con federaciones de sindicatos y éstas a la vez las afilió a la CTM, brazo obrero del PRI, pero por otra parte, distribuyó mercedes y privilegios, desde otorgarle regidurías hasta gubernaturas, y para ello no tenían cabida los sindicatos independientes.

Tampoco las disidencias, salvo fueran de gran magnitud, como es el caso de la CNTE, agrupación magisterial que a casi cuatro décadas de “lucha”, poco logra y mucho desgasta a sus seguidores en al menos cinco estados del país.

Dado que se dio la negociación entre el sindicato oficial del sindicato de salud en Chiapas, y el gobierno del estado, las nueve enfermeras dicen que se quedaron en el limbo, sin respuestas a la minuta firmada, y desde luego sin que desde esa oficina de Gómez Aranda les expliquen qué sucede, o viene, porque de acuerdo a su denuncia, no les han cubierto los acuerdos.

Mucho se dijo que hay mentes manipuladoras tras las enfermeras, que un antiguo dirigente nefasto y demás descripciones, quiere retornar por sus fueros y que no tiene escrúpulos para ello, en busca de un cargo de mando en el sector. Y puede ser hasta cierto, pero lo también cierto es que el gobierno estatal firmó un acuerdo con estas mujeres, y no les ha cumplido hasta la fecha, por lo que van a reiniciar su estrategia de lucha que, esperemos no sea otra jornada de huelga, porque puede causarle daños irreversibles.

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