¡Qué descubrimiento!

Eso de que urge una transformación de la República ante la innegable falta de credibilidad de los partidos políticos, la política y los políticos, que señaló el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa, es cosa sabida por la ciudadanía a la que se refirió, desde mucho antes de que tomara posesión de su cargo.
Muchas cosas son demanda social, pero las hay políticas, como la no imposición de candidatos desde las corrientes político-partidistas, la falta de consulta a las bases, el innecesario fuero constitucional y desde luego, el alto costo de las campañas políticas integradas todas las irregularidades en las que incurren candidatos y sus equipos para ganar.
Y sí no, pues a impugnar, en una nación que tiene tiempo en que se busca ganar en los tribunales, lo que los candidatos no logran en las urnas.
Esa falta de credibilidad en los partidos y los políticos incluye los altos índices de abstencionismo, al que no se refirió el jefe de gobierno pero que en cada elección es referencia, creciente, además, que deja en claro el sello de apatía cívica por elegir a quien, consideran será más de lo mismo.
Y así, podemos señalar que está pendiente la reducción de legisladores en las cámaras federales y estatales, los altos costos de operación de esos poderes, la discrecionalidad en los ejercicios presupuestales, y la instauración de paridad efectiva que debe de darse desde los partidos mismos y eso no sucede aún.
La lista es muy grande, y ya se ha mencionado bastante y aun con eso, y los índices de abstencionismo en la resultante electoral, no se hace nada en las cúpulas partidistas por afinar esos pendientes que Mancera llama asignaturas.