AL SON DEL TEXTO

Al Son del texto

Tina Rodríguez

María de Jesús Patricio, una indígena Nahua, ya madura, originaria de Tuxpan, Jalisco, fue designada por el Congreso Nacional Indígena y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional como vocera del Concejo de Gobierno Indígena de México y con ello candidata independiente en las elecciones presidenciales de 2018, tal y como había sido anunciado.
La razón del nombramiento, fue que “por acuerdo de nuestra asamblea constitutiva del CIG decidimos nombrar como vocera a nuestra compañera María de Jesús Patricio Martínez, del pueblo nahua, cuyo nombre buscaremos que aparezca en las boletas electorales para la presidencia de México en 2018”.
Conocida como Marichuy, la indígena jalisciense no tiene experiencia administrativa ni política, salvo que es una reconocida y galardonada médico tradicional, a la que el cabildo del Ayuntamiento de Tuxpan la premió en mayo pasado por preservar la medicina tradicional y la herbolaria, así como por su vinculación con las comunidades indígenas del país, aparte de estar adscrita a la Unidad de Apoyo a las Comunidades Indígenas de la Coordinación de Vinculación y Servicio Social de la Universidad de Guadalajara.
No es una mujer que se haya dedicado a la política en ningún momento, lo que bastó para que fuera descalificada y hasta cuestionada como una vía para pulverizar el voto indígena, en especial por los seguidores de Andrés Manuel López Obrador, aunque éste no ha hecho comentario alguno.
Muy aparte de las posiciones políticas de militantes y simpatizantes, está el hecho de que los indígenas tienen ese derecho a organizarse y presentar una propuesta independiente, que lo permite la ley y, por lo tanto, es legal.
Eso para empezar.
Sin embargo, la estrategia de campaña es extraña ante lo que existe: no buscarán el voto, y es como esperar que todo “el sector” indígena se haya comprometido por la vía de sus representantes a votar en 2018 por María de Jesús Patricio.
Los datos básicos del INEGI señalan que la comunidad indígena en México comprende alrededor de 15 millones 700 mil personas, en 62 etnias distintas, siendo Oaxaca y Chiapas las que más cuenta con este sector de la población nacional.
De ese total alrededor de 9 millones son adultos, pero se ignora si todos cuentan con credencial de elector; alrededor del 17 por ciento del total de la población indígena vive en grandes ciudades urbanas.
Ese parece ser el capital electoral de María de Jesús Patricio, mujer consciente de que no va a ganar las elecciones federales de 2018, pero si las etnias jalan con ella, y de paso un buen bloque de campesinos mestizos que interactúan con los indígenas, puede haber sorpresas en las cifras resultantes.
Con todo y eso no justifica el cómo fue agredida su propuesta, al tratar de empañarla como estrategia para restarle oportunidad a la izquierda, cuando si hay un partido que de siempre ha esperado el voto duro indígena es precisamente el PRI.
Ya veremos qué efecto tiene esta determinación en las elecciones del próximo domingo, pues en todas esas entidades a contender a gobernador Nayarit, Coahuila y Edomex, además de Veracruz con solo renovación de ayuntamientos, hay población indígena, aunque en torno a éstas no hubo referencia ni de la candidata y ni del Congreso Nacional Indígena.

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