AL SON DEL TEXTO

Al Son del texto  

Tina Rodríguez

Enterarse que un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación gana 483 mil pesos mensuales sí que llama la atención, esto para garantizar su imparcialidad en medio de una nación agobiada por la corrupción, y éstos no sean tentados a perder la chamba, pero sobre todo la pensión vitalicia, que supera los 250 mil mensuales, pues incluye dos asesores y una unidad oficial cuya manutención corre por parte del erario federal.
Me pregunto entonces si se les paga por el conocimiento de la ley y aparte para que se mantengan honrados, honestos.
Sí que salen caros.
Esa condición me envía a los otros súper sueldos, desde legisladores federales, altos funcionarios de los gobiernos en México, organismos descentralizados, para estatales, en fin, un dato que desconocemos a detalle desde la federación, estados y municipios, y obviamente el monto total que ello representa a México, país en que la verdad no se ve que desquiten el sueldazo, porque no avanzamos.
Las verdades salen demasiado caras para lo que hacen, para lo que logran.
¿Cómo cuánto “gastamos” los mexicanos en esos súper sueldos, para que “trabajen” para nosotros esos señores en las cúpulas de los cargos públicos y la “representación” popular?
Se me dispara la privilegiada cifra, para esa elite.
Al Son que me toquen
¿Qué hace que las mujeres cada vez estén más incluidas en los índices de consumo de alcohol y drogas?
Antes esos datos si bien existían, no eran tan altos como para ingresarlos a las estadísticas públicas, y ahora parecen ser observadas con alarma al casi nivelar los promedios con los hombres.
O igual siempre ha sido así, pero por una moralina institucional, no se mencionaban, como se hace ahora, cosa que es aprovechada por organismos de referencia religiosa, para cuestionar “esa insana” actitud de la mujer que cae en el libertinaje, sin analizar las causas sociales que pudieran incidir en la “atroz” situación.
Desde luego que hay la personal: divertirse, distraerse, relajarse, y en argumento contrario las que señalan que no necesitan eso para lograr ese relax.
Cuestión de cada gusto.
Pero insisto, en que se “insiste” mucho en eso de vez en vez, también desde el sector salud, sobre el que las mujeres incrementan su consumo de alcohol y drogas, sin explicar el cómo remediar y, sobre todo, el por qué se registra tal “atrocidad social”.

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