EDITORIAL

De tiempo lo mismo

Decenas de mujeres que ahora llaman de pueblos originarios, provenientes de toda la república, estuvieron presentes acompañando al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y al Gobernador Manuel Velasco Coello en la Reunión Nacional de Casas de la Mujer Indígena 2016, conocidas como CAMI.
Estas CAMI tienen el objetivo que muchas leyes estatales y la federal en el sentido de ofrecer asesorías para erradicar la violencia contra las mujeres, en éste caso indígenas.
El trabajo de éstas CAMI es titánico, porque se enfrenta en serio a una cultura de dominio, en la que tradicionalmente es el hombre el que decide o agrede, sin que incluso los familiares digan una sola palabra en contra.
Hay los casos en que se culpa a la propia mujer indígena por no obedecer a ciegas, en una prolongada campaña que no ha avanzado en realidad mucho, aun las referencias de lo contrario.
Si en el medio urbano supuestamente más ilustrado se dan casos de feminicidios que ya colocaron a Chiapas en referencia.
Por eso la labor social de esas casas es titánica; sobre todo porque entre las mujeres indígenas se registra en más bajo o casi nula cultura de la denuncia.

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