OPINIONES

El Palo que Habla

Jorge Mandujano

En los pueblos de Chiapas, los pueblos chicos, en donde todos se conocen, donde a diario se cuentan para ver si no falta nadie, como el mío, Jiquipilas; donde entonces había 3 mil habitantes —2 mil 999 tras mi partida a la ciudad—, el medio de comunicación local se compone de un trozo de árbol de alta estatura, con una o más bocinas, susceptibles de ser acomodadas hacia los cuatro puntos cardinales, tan sólo para anunciar las buenas nuevas, las malas, así como el trueque cotidiano: la res completamente muerta de doña Ángela Ríos, los huevos más exquisitos de don Faustino Ramos, el chorizo más sabroso de Doña Eustolia, en fin. Así también los bailes, los triunfos y las derrotas de quienes habitan estas entrañables parcelas. En mi pueblo es conocido como El Palo que habla.
A ello obedece, como mero homenaje, el nombre de esta nueva columna que, si ustedes me permiten, habré de pergeñar –al menos- una vez por semana, y cuyos contenidos serán responsabilidad única de quien la firma, por lo que no habré de responder injurias, infamias y demás parafernalia del vituperio público.
EL TAN LLEVADO Y TRAÍDO CASO DE LOS MAESTROS
A unas cuantas horas de haber terminado un nuevo lunes, día de clases para muchos, de marchas para otros, la salida al conflicto CNTE-FEDERACIÓN parece entramparse cada vez más. El escenario de negociación anfitrionado por la Secretaría de Gobernación ha estirado la liga al máximo y, hay que decirlo, hecho concesiones acaso inusuales para la dureza con que se conduce el gobierno de Enrique Peña Nieto.
¿Por qué concesiones? Porque ha pagado los sueldos retenidos, modificado los criterios de evaluación (escondidos aún) y liberado a sus líderes. Aún así, la dichosa abrogación a la Reforma, demanda vertebral de la Coordinadora, sigue siendo una asignatura pendiente.
Engendrado desde el jardín de los cerezos de Carlos Salinas, Aurelio Nuño Mayer, un chamaco surgido de la Ibero, otrora Jefe de la Oficina de la Presidencia de la República y autor confeso de los discursos de EPN, mantiene como único argumento el NO a la abrogación de la Reforma Educativa. Para él, no es tema, pues. Mientras que los líderes (visibles) de la CNTE, a quienes tampoco se les exige la vehemencia de los discursos de Winston Churchil, de Fidel Castro (a ratos tan aburridos) o los de Salvador Allende, en el Palacio de la Moneda, no dejan de ser un catálogo de lugares comunes, cada que “salen” a los medios.
En lugar de hablar y tratar de convencer a la llamada opinión pública de los trastupijes de la bendita Reforma Educativa, intentan arengar, reclamo incluido, a unas bases por momentos sustraídas del corazón del conflicto: una suerte del sacerdote que regaña en misa a los presentes por quienes no llegaron. Con la misma pregunta de cuántos zoques hablaremos inglés, uno se la hace: cuántos de ellos y de nosotros conocemos la bendita Reforma Educativa.
Por su parte, el gobierno federal sabe de cierto que fue su partido quien engendró al monstruo. Que fue el clientelismo la fórmula perfecta para la configuración de su más depurado Frankenstein. Que fueron ellos quienes, como en la CTM, vieron en el SNTE (y la CNTE) el ejército infalible para ganar elecciones.
Finalmente, más allá de los problemas de salida en el discurso de los líderes de la CNTE que, a ratos, dan vergüenza ajena, habría que conceder el beneficio de la duda al proyecto alternativo de Modelo Educativo presentado la noche del viernes por la Coordinadora, dada la manufactura encargada a académicos universitarios e intelectuales.
De la contemplación dentro de los trazos sistémicos del Plan Educativo de Aurelio Nuño y de la capacidad de negociación de los actores, depende el futuro del tema. Lo demás, es mala literatura.

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