AL SON DEL TEXTO

Al Son del texto

Tina Rodríguez

Luego de los destrozos que una serie de normalistas realizaron en el edificio sede de la Secretaría de Educación, el contingente se dirigió al centro de la capital del estado; ese fue el origen de que se activara la alarma sísmica para obligar sin mucho trámite a que todos los empleados de los seis edificios gubernamentales ubicados en el centro, salieran de sus lugares de empleo.
Palacio de gobierno, edificio Dorado Maya, Edificio Plaza, Congreso del Estado, Edificio Federal y Presidencia Municipal, fueron evacuados en minutos, mientras el contingente de estudiantes alebrestados se dirigía a la plaza central según esto.
¿De qué se trata?
No van a conseguir por la vía violenta la plaza directa que quieren esos normalistas vandálicos, que más que la verdad hacen pensar si será bueno que estén en algún momento frente a aula.
La cuestión es porqué se está permitiendo que se agreda edificios públicos a riesgo de los trabajadores que deben ser los primeros protegidos, porque los proyectiles aunque no tienen destinatario si tienen impacto en enormes ventanales que se quiebran en múltiples pedazos de alto riesgo.
Luego de los destrozos en Educación se suponía que se darían otra vez en el centro, porque esa es la psicosis que dejaron los indígenas de Chenalhó –también enfrascados en un asunto caciquil que nada tienen que venir a resolver a Tuxtla a pedradas, y si negociando dónde se debe- éstos estudiantes normalistas deben entender que se terminaron las mercedes y privilegios para ellos, y tendrán que competir con pedagogos e incluso universitarios para ganar una plaza base.
También hay que recordarles que las plazas de la federación no son para ellos sino que son propiedad primero, de los mexicanos, y que en beneficio de éstos se tienen que otorgar merecidamente a los mejores en beneficio de la educación infantil, hoy la verdad en muy mala calidad a fuerza de ya 40 años de paros y paros que no hay llevado a ninguna parte, más que la existencia de una corriente disidente que no le ha aportado nada a la educación en México.
Ha aportado una lucha magisterial que ya no se entiende, que agrede a la propia ciudadanía, que perece vandálica, y por ahí van los estudiantes normalistas quizás orgullosos de romper vidrios, como esos maestros que quemaron carros.
No tiran letras, tiran piedras.

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