AL SON DEL TEXTO

Al son del texto

Tina Rodríguez

La verdad en el PRD chiapaneco se dio una muestra más de misoginia política, como la vista en el PAN en la elección de su dirigencia estatal, y aun mucho antes, durante la disputa de Oxchuc entre los grupos de las adversarias –una diputada priista y la hoy ex alcaldesa del PVEM- a las que denostaron con todo.
Ahorita sí que se dio eso de “más respeto para la dama…”.
De clara mayoría ciudadana en el padrón electoral de la nación y de Chiapas, las mujeres no son postuladas como debiera ser, y muy por el contrario son bloqueadas y hasta atacadas como se vio en éste último evento de baja estofa del dirigente perredista en el estado, César Espinosa.
Muy independiente de las irregularidades en que cae o cayó la ex legisladora, sus corruptelas y demás que le puedan encontrar, hay cosas que se “lavan en casa” y es evidente que eso se ha perdido por parte de los dirigentes que, como Espinosa, han perdido el estilo, y lo vimos en el PAN entre los grupos contendientes por la dirigencia estatal, que no tuvieron ningún recato en que se trataba de unas damas, y ni la dirigencia estatal vigente hizo un llamado a la institucionalidad y democracia internas.
El “fuego amigo”, como critica Diego Fernández de Ceballos.
Lo cierto es que, para superar el bloqueo a sus derechos partidistas, hubo de darse una ley para que la mujer lograra curules; hoy es Chiapas la entidad en la que existen proporcionalmente más legisladoras entre los congresos estatales del país, y es también la muestra cualitativa de que ello no significa un avance pues son primero legisladora de partido, que de género.
La decepción es evidente en las activistas, desde luego, que sin cuestionar a sus iguales prefieren no recurrir a ellas sabedoras de su institucionalidad y disciplinas políticas para con sus partidos y el gobierno.
Una revisión somera –ni siquiera llegar a jefe de zona- daría clara muestra de que de directores de área hasta la titularidad de la secretaría misma, en un 90 por ciento los puestos de decisión son para hombres, y los cargos que ocupan las mujeres no cuentan con las mismas “mercedes y privilegios” que sus homólogos de nivel.
Representamos el 52 por ciento de la nación; el 53 por ciento del listado nominal, es decir que podemos decidir una elección, y aun con eso, merecemos un trato desigual y para colmo, campañas de desprestigio aun a riesgo de la imagen del partido, nada más por el odio conocido de un dirigente para con alguien que es de calle, mucho más apreciado en el medio político, lo que le enciende la más pura misoginia al dirigente perredista.
¡Qué cosas!

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