AL SON DEL TEXTO

Al Son del texto  

Tina Rodríguez

La elección en el PAN fue irrelevante, y lo lamentable es que desde dentro de éste se encargaron de descalificarla.
El triunfo de Janeth Ovando no mereció mayores cosas aun sea la primera mujer que llega a la dirigencia estatal de ese partido. Desde las entrañas del panismo antes moderado en esos puntos se vinculó a la planilla de Ovando con la estructura de poder, como sucedió en su momento en el PRD con César Espinosa.
La foto de celebración subida a las redes es más que elocuente, evidente.
Pero el asunto no se cierra ahí: el panismo está obligado a realizar trabajo político con su base, esa que ya no vota por el blanquiazul, que se le distanció ante tanta concertacesión, y que en las pasadas elecciones –como al PRD- lo dejó solo, prácticamente.
No ganaron nada importante, ni en las estatales y ni en las federales intermedias.
Por eso Ovando está obligada a trabajo de base, a reconciliarse con la militancia que por cierto, no votó como se esperaba. Hasta en la interna la votación fue pobre.
Este fenómeno no es gratuito: el PRD fue gobierno dos sexenios, y al tercero perdió estrepitosamente, fue borrado de los primeros sitios.
Hoy como el PAN es un partido minoritario.
Pero como no se escucha nada en el PRD, tampoco se espera que se de nada contestatario desde el PAN. No sucedió nada relevante durante el festejo del triunfo, lo que es una clara señal de que se mantendrán de bajo perfil.
La nota en ésta contienda fue la “guerra sucia”, que parece ya moda en la clase política: el llamado “fuego amigo”, término acuñado precisamente por un panista: Diego Fernández de Ceballos, cuya celebración septuagenaria fue noticia nacional por el de todo que se dio cita en el convivio.
Xóchitl Galvéz fue el chivo expiatorio, la que, vía celular, subió imágenes y demostró cómo el PAN mantiene relaciones “amigables” con todos los destacados de otros partidos.
Eso no pasaba en el panismo antes.
Hoy sí y ese tipo de sucesos y otros escándalos incluso sexuales, han denostado la credibilidad de ese partido entre los ciudadanos.
La verdad la contienda panista se vio muy mal; los equipos de las candidatas hicieron todo lo necesario en las redes para descalificar a la adversaria, cuando la cosa era interna, es decir, solo votaron militantes.
¿Qué caso tenía subir tanta confrontación que finalmente no se dio en la participación de los militantes, pero que le dejaron en claro a la opinión pública quien es cada una?
El PAN ya no lava la ropa sucia en casa.

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