Con valor de mujer

Ni más ni menor

Candelaria Rodríguez Sosa

nCuando creí que todo había terminado… realmente apenas comienza
(Segunda y última parte)

Y en el infinito a donde ella viaja a cada instante, ve y descubre los obstáculos que intentan allanar la misión, pero es terca, la encomienda, se dice para sí, es prioritaria. Contribuir, agregar, empujar, todo los verbos que acumulen y resuenen para no cejar.
Sin mirar a quien, aunque tampoco la miren, pero sí que sientan y perciban que se camina, y avanza con pasos lentos pero seguros. Trabajar por el bien común, con destino, sin destino. Con colores y mentes diversas, sin edades o muchas edad, con o sin religiones. Es lo de menos, un solo fin, avanzar, contribuir, agregar, al progreso de la humanidad, partiendo del espíritu, de los afectos, del amor, para alcanzar el  ideal, y crecer en el desarrollo humano, intelectual, en la paz espiritual, equilibrado, equitativo, igualitario que un día la misma humanidad desequilibró. Solo así, en la insistencia terca de aportar, ella permanece. Se aferra a sus sueños, ideales, la esperanza de un mundo mejor. Espera con la mirada perdida en el vació que traspasa la atmosfera, espera que la paz, la armonía reine en la faz de la tierra para alcanzar el esplendor.
Han pasado más de 10 años desde que se dijo para sí, que su vida debía concluir. 10 años y 9 meses se dice para sus adentro, y en el recuento de la historia de la vida del mundo, reflexiona que el aprendizaje en el que se metió para conocer más de la vida misteriosa del mundo, del universo, se da cuenta que aprender del desequilibrio social encabezado por la humanidad, le dieron títulos vergonzosos que justifica el saberse ella misma parte de lo que hoy golpea a la humanidad.
Un mundo que ha crecido en su desarrollo desequilibrado en todo México y Chiapas no es la excepción. En cada mansión, rascacielos, parques industriales (fiel copia del desarrollo chino), las autopistas llenas de pavimento…tienen un alto costo para la humanidad porque incluye injusticia derivado de la explotación que lleva a la muerte, en una agonía latente, lenta pero segura, en masas muchos/as se van pero naces nuevos seres, que llegan a formar parte de la humanidad que lucha contra su propia adversidad.
Cada día que pasa, en su oportunidad que le dio le da la vida, esa mujer piensa, que cada día que pasa, por cada noche que transcurre y que cierra sus ojos, para dormir, ¿para dormir?, sabe que el tiempo se agota, y se inquieta y en su agitada respiración, se estremece temiendo que el tiempo no le alcance, cuando su cuerpo no oxigene, y el reloj del tiempo de la vida se detenga. Esa es su angustia.
Hoy, como ayer y mañana, abre sus ojos, se estira, respira y finalmente se da cuenta que tal vez, no le alcance los escasos minutos que todos los días le da la vida para expresar desde su interior lo que quiere transmitir al mundo. Solo pequeñas explosiones de placer que llevan la sabía magia de escribir desde adentro, desde el alma. Solo por hoy, se dice, y se reta asimismo a no cejar, desde cualquier plano.