EDITORIAL

La escuela es primero

La vorágine de los sucesos municipales –incluyendo al alcalde de cartón- en Bochil, Las Margaritas, Chamula-, aparte de las polémicas sucedidas en el marco nacional, y hasta la muerte de José José, distraen cosas de interés nacional a corto y mediano plazo, como lo es la legislatura secundaria de la ley educativa, ya publicadas por el diario oficial de la federación, por lo que están vigentes.

Estas se consideran pasivas, ya lejos de la intimidatoria evaluación que proponía la original, y que exponía la posibilidad de retirar del aula a aquellos mentores que no estuvieran capacitados para ello, y colocarlos en áreas administrativas.

Mucho de eso derivó de la venta de plazas a personas no aptas para la docencia –de ahí la postura del presidente de que eso se acabó-, y desde luego, sin la capacidad para impartirlas, en un deterioro lento pero constante de la calidad en la impartición docente.

Hoy eso está derogado.

Sin embargo ¿cómo saber en qué condiciones estructurales como docentes está la educación en cada entidad del país?

No en la estadística del cálculo promedio, sino en la precisión de escuela por escuela, pues la educación básica –base al fin-, no es un asunto del azar, y si amerita ir mejorando el conjunto incluso administrativo en la secretaría de educación pública, desde dónde se diseña el tronco común.

Esperemos que se encuentre la manera, pues sin evaluación constante del docente va a ser complicado tener buenos resultados sobre la calidad del estudio en México, en ese subsistema educativo.  

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