• Otra vez

Desde luego que Carlos Urzúa sabía que al señalar que se usan dineros sin criterio financiero, levantaría polémica pues eso es sinónimo de corrupción, y en las redes sociales volvieron a aparecer hasta las versiones de la compra de pipas cuando el bloqueo de combustibles,  y otros servicios sin licitación, en tanto los seguidores del mandatario respondían que solo los millonarios son los que están a disgusto con las políticas del tabasqueño.

La verdad no es el problema que haya millonarios, ojalá fueran más, y que la distribución de la riqueza fuera una realidad y no aún una utopía en un país “navegando en la riqueza” como se le llamó alguna vez a México, hoy dividido en una discusión bizantina entre seguidores y opositores a López Obrador, cuando debe haber una conclusión o coincidencia de unidad.

La renuncia del secretario de hacienda se dio porque era una necesidad dentro de las políticas del mandatario nacional y ya.

No se colapsaron los mercados, no se disparó el peso frente al dólar, la economía está estable.

Pero en vez de hacer lo necesario para fortalecer, se trata de debilitar y de eso siempre se han aprovechado los que usufructúan de la corrupción.