OPINIONES

Amor y futbol

Sophía Henríquez

Se acerca esa fecha que muchos esperan con ilusión, otros repudian y al resto, como a mí, ni nos va ni nos viene: el 14 de febrero. Esta celebración, además de dejar ganancias millonarias, largas cuentas, nuevas parejas, reconciliaciones, corazones rotos y una que otra vida nueva para fin de año, también nos deja el tema perfecto: amor a la camiseta.
Seguramente han escuchado o leído la (cursi) frase: si quieres a alguien por su belleza, no es amor, es deseo. Si quieres a alguien por su inteligencia, no es amor, es admiración. Si quieres a alguien porque es rico, no es amor, es interés. Si quieres a alguien y no sabes por qué, eso es amor. (Si no la conocían ya pueden utilizarla para conquistar a alguien; ajá). Pues eso es exactamente lo que sucede cuando te enamoras de un equipo, ocurre y ya, tal vez puedas explicarlo, pero sabes que aún sin explicaciones sigue siendo amor.
¡¿Que estoy exagerado?! ¡Yo nunca exagero cuando hablo de futbol!. Bueno, tal vez un poco, pero este no es el caso. Piénselo bien, ¿qué hace que los aficionados de Atlas lo apoyen partido tras partido después de 60 años sin ganar un título? Muchos nunca lo han visto coronarse; o ¿cómo soportaron los hinchas poblanos dos descensos en apenas 6 años, y que ahora estén peleando para evitar el tercero? Y qué decir de los cruzazulinos, todos conocemos la historia, o de la afición más odiada del país, la americanista. Eso, todo eso, es amor.
Le pondré un ejemplo: si tuviera un peso por cada vez que me han preguntado por qué le voy al Toluca, no sería millonaria, pero sí tendría mucho dinero. Generalmente respondo: “no sé, les voy desde que era muy pequeña, me gusta como juegan”; es mejor que decir que me enamoré perdidamente desde que los vi por primera vez y no creo dejar de hacerlo algún día.
Muchos aficionados lo son por herencia familiar o porque apoyan al equipo de su ciudad, estado o universidad, pero muchos otros no tenemos un vínculo directo con el equipo de nuestros amores. Mi caso: chiapaneca de corazón, cuando Jaguares llegó yo ya llevaba muchos años amando al rojo; padre chiva, un salvadoreño que apoya a este equipo por su tradición de jugar sólo con mexicanos; madre puma, como sus hermanos; un hermano americanista, por llevar la contraria, ni le gusta el futbol; y un hermanito chiva, como el papá ¿ve? Lo diabla fue decisión propia.
Pero como seguramente un “porque sí” no es respuesta convincente he decidido razonar mi voto, perdón, mi afición.
El Deportivo Toluca Futbol Club está cumpliendo 98 años (¡Feliz cumpleaños Toluca mi amor!) y es uno de los más ganadores del futbol mexicano, ha conquistado diez campeonatos en 60 años en primera división, uno menos que las Chivas y dos menos que el América, y casi siempre está entre los primeros lugares de la tabla y peleando el título.
Después de tres títulos, el club atravesó una época difícil que culminó precisamente el año de mi nacimiento (¿coincidencia? No lo creo) en 1989 ganarían, después de 14 años, la Copa México (algo es algo), ahora Copa Mx. Y de ahí, puro éxito.
Para que me entiendan, yo crecí (poco, pero crecí) viendo una portería imbatible con Hernán Cristante, los certeros tiros libres de Víctor Ruíz, los goles de José Saturnino Cardozo, y miren que fueron muchos; viendo jugar de rojo a Abundis, Carmona, Fabián Estay, Chiquis García, Vicente Sánchez, Sinha, Talavera y un largo etcétera; a Lebrija en la presidencia; A Lavolpe, Meza, elTolo y Chepo en el banquillo. El primer campeonato que celebré fue contra Atlas, y he festejado seis más. Para qué contarles la emoción que sentí al ver a todas esas leyendas reunidas en el homenaje a Cristante, mariposas en el estómago y el corazón latiendo muy rápido. ¿Cómo no amarlos?
Pero no todo es miel sobre hojuelas, también he llorado las finales perdidas, echado de menos a los que se han ido y sufrido los tiempos malos. Después del título más reciente, (que no es lo mismo que el último) tuvimos un par de años en lo que nos rompieron un poco el corazón y nos hicieron renegar muchas veces, y son precisamente esos momentos los que hacen que te des cuenta de cuanto amas esos colores, que pase lo que pase no puedes darles la espalda, y claro, son esos momentos los que te hacen celebrar con más emoción los triunfos, ahora el Diablo Mayor nos ha llevado por buen camino, aún no llega el título pero han regresado los triunfos, el buen futbol y las esperanzas… por eso “prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, y amarte y respetarte todos los días de mi vida”. ¿Exageraba? ¡Claro que no! Todo eso es amor.
@sophiahenriquez

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