EDITORIAL

A mano propia

Una serie de sucesos de cobro a mano propia que tomó auge a partir del justiciero en el estado de México, denota cuan peligro es que se permita a la ciudadanía contar con un arma en su domicilio para seguridad de la familia.
No es solo defenderse, sino el cómo se adquiriría el arma, lo que motivaría un tráfico ilegal en una nación ya de ciento diez millones de habitantes.
Si en EU hay más de 18 millones de armas no registradas según cálculos estimados, en éste país con menos regulación en sus fronteras la cifra sería enorme.
La realidad es que autorizar eso sería como reconocer que el gobierno no tiene capacidad para prevenir el delito, muy aparte de que sucesos advierten sobre el manipuleo de las situaciones para influir en la determinación de autorizar armas en la casa.
La verdad las damas que asesinaron a un ladrón en Aguascalientes en efecto se defendieron, pero no usaron arma de fuego, muy aparte de que fue una situación fortuita ante un joven alcoholizado.
Por eso sus familiares piden justicia más por dinero que por el muerto.
El resolutivo era obvio: defensa propia.
¿Pero ese caso aislado –porque lo es- amerita que se arme a la gente en todo el país?
Ni remotamente.

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