AL SON DEL TEXTO

Al Son del texto

Tina Rodríguez

El caso de la niña “tocada” por un sujeto en el bar “El Pelucas” se volvió viral y motivo el repudio público.
Desde luego el centro de atención es el sucio sujeto que toca partes nobles del infante, vendedora de “caballitos” y “turrones” como se ven varias y varios –pues también entran a vender niños- en muy diversos bares y cantinas de la capital del estado.
Hay muchas preguntas o señalamientos.
Para empezar que los infantes no tienen por qué entrar a esos lugares a vender cuando no se les permite a menores entrar a tomar bebidas embriagantes; que en esos establecimientos desde luego hay gente tomada generalmente hombres, y desde luego, el por qué los propietarios han permitido por años, esa situación.
Es imposible sugerir que no haya pasado otras veces, pero sí ésta vez en que se registró en un video éste abuso en contra de la menor, que, para mala fortuna del famoso establecimiento, motivó su clausura, en una medida que también fue impopular y hasta oportunista y que seguramente le va a generar lo contrario al titular de verificaciones y clausuras de la capital del estado, aun la norma indique que así debe ser, ante la intervención de la procuraduría de justicia del estado.
¿Pero qué con los padres que permiten que esas niñas –desde hace años- vendan en esos establecimientos?
Desde luego la determinación debe ser tajante: no más infantes vendiendo en lugares dónde se expenden bebidas alcohólicas.
Con eso se resuelve el problema de la posibilidad de acoso en esos lugares con gente ebria y soez, y desde luego, hay que dar con el abusivo para que pague por lo que hizo, para ejemplo de todo lesivo.
Desde luego que es también poco probable que se justifique en lo legal lo que pasó en el lugar: lo tuvieron que clausurar porque es el lugar de los hechos.
El punto del delito.
Aun desde añales por apoyo a la familia vendedora, se les permitiera vender a las menores, pero sucedió y se difundió en redes sociales y la reacción popular fue inmediata.
¿Es culpa del sujeto? ¿Del establecimiento? ¿De los padres? O ¿De la situación económica que impera en la gente que menos tiene desde hace años?
Habrá que establecer la situación real, aunque la ley solo se apega a clausurar, buscar al abusivo, y a lo mejor, a plantearle a los padres que las niñas no deben vender en esos lugares no santos.

Print Friendly, PDF & Email

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *