CIENCIA Y TECNOLOGIA

Científicos producen biodiesel a partir de microalgas

Ciudad de México l De acuerdo con la doctora Sharon Velázquez Orta, egresada de la UNAM e investigadora adscrita al Departamento de Ingeniería Química y Materiales Avanzados de la Universidad de Newcastle, Reino Unido, las microalgas Chlorella, scenedesmus y Desmodesmus, nativas del lago de Texcoco, son idóneas en la producción de energía ya que conservan gran cantidad de lípidos, carbohidratos, proteínas y carecen de límite de biomasa y transformación.
En contraste con otras fuentes de biomasa como el aceite de maíz o de palma, las cuales miden su crecimiento en semanas, las microalgas crecen en un día, por lo que su transformación a biodiesel puede realizarse en aproximadamente tres horas, así lo asevero Velázquez.
En la generación de biodiesel, cerca del 45 por ciento de la energía se emplea en la cosecha de la microalga, por ello, los investigadores se enfocan en mejorar las operaciones unitarias que se requieren en la transformación de la microplanta a biodiesel sin “modificar el entorno natural ni introducir especies genéticamente modificadas”.
Con más de seis años de investigación en el tema, la académica enfatizó que “se estima que la energía global para el tratamiento de agua residual incrementará hasta un 44 por ciento para el año 2030”.
Por ende, se ha determinado que el uso de este biodiesel posee grandes beneficios, ambientales y económicos ya que contribuye a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, impulsa las economías locales con la generación de nuevos empleos y presenta una alternativa viable al uso de combustibles fósiles.
“Estudios geotécnicos han calificado a nuestro país como ideal para el crecimiento de microalgas. Por ejemplo, naciones como Perú y Estados Unidos ya abrieron el espectro de biocombustibles a usarse en automóviles, esperamos que México también los ofrezca a sus consumidores”, concluyó la académica.
En la investigación, que se llevó acabo en el contexto de un intercambio académico entre la UNAM y la universidad británica de Newcastle, participaron ingenieros mexicanos y británicos.

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