AL SON DEL TEXTO

Al Son del texto

Tina Rodríguez

Luego de mil años, los jerarcas de las iglesias cristianas de oriente y occidente, el Papa Francisco y el Patriarca ortodoxo ruso Kirill se miraron a los ojos luego de diez siglos, en una nación que por muchos decenios no reconoció oficialmente iglesia alguna.
Es un hecho histórico que se sella en los albores del siglo XXI desde una nación latinoamericana, continente del Papa desde dónde hicieron un llamado conjunto a la comunidad internacional para detener el “exterminio” de los cristianos en Medio Oriente.
Este llamado internacional a los creyentes de Dios desde el aeropuerto de la Habana, va tener connotación mundial, pues cómo acabar con lo que le sucede a los cristianos en esa parte del mundo, en dónde los niños han sido las principales víctimas tanto por mortandad como por quedarse sin padres: “En muchos países de Oriente Medio y África del Norte se exterminan familias completas de nuestros hermanos y hermanas en Cristo, pueblos y ciudades enteros habitados por ellos”, externaron en una declaración conjunta, en referencia a la violencia del grupo militante Estado Islámico, extendiendo según los comunicados que “Sus templos están sometidos a la destrucción bárbara y a los saqueos, los santuarios a la profanación, los monumentos a la demolición”.
Todo esto frente a autoridades de ambas Iglesias y del Gobierno cubano, éste último que por segunda vez permite la llegada de un pontífice católico y por primera vez a un jerarca ruso.
No hay que olvidar que hablamos de un gobierno comunista, y que Juan Pablo II no buscó una reunión de esta trascendencia, pero Francisco, conocido por romper protocolos, cursó invitación al jerarca ruso para que se diera la reunión de ayer en cualquier momento y lugar.
Y fue en Cuba, una nación que no existía cuando ambas iglesias se separaron.
Kirill visita la isla caribeña y Francisco añadió una breve escala en su camino desde Roma a México, el que sabe ceder sabe conseguir.
“Finalmente”, dijo el Papa a su homólogo Ruso, “Somos hermanos”.
Uno de negro y otro de blanco, según las imágenes, se abrazaron y besaron en ambas mejillas en varias ocasiones, luego de mil años y es de suponer que con ello termina una rivalidad innecesaria entre quienes profesan la misma fe desde ópticas distintas que ahora ya no están distanciadas.
“Está muy claro que ésta es la voluntad de Dios”, dijo el Papa en el comienzo de la reunión; Kirillañadió: “Sí, las cosas son mucho más fáciles ahora”.
Decisión de Dios.

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