Foto metraje de ‘Nanu Tudor’, cortometraje premiado con el Oso de Oro en la Berlinale.
ARTE Y CULTURA

La Berlinale premia documental sobre abuso infantil

Berlín – “Berlinale Shorts”, la sección de cortometraje de la Berlinale dio a conocer los trabajos premiados a un día de concluir la proyección digital del festival .

Nanu Tudor, en su traducción al español como Mi tío Tudor, es un potente relato autobiográfico de la cineasta moldava Olga Lucovnicova, quien al tiempo que dirige este corto documental de 20 minutos, es la voz protagonista que dirige la conversación con los miembros de su familia donde está su madre, algunas tías y el tío Tudor de quien Olga fue víctima con solo nueve años de abuso infantil mediante acercamientos sexuales.

Adentrarse a esta dura experiencia por parte de la misma protagonista, cuya voz es el hilo conductor que va narrando la historia, requiere no solo de fuerza, sino también de un abordaje que permita ubicarse en perspectiva.

Este es tal vez el el mayor mérito de la joven cineasta Olga Lucovnicova. Su trabajo documental ha sido calificado como un viaje poético en la búsqueda de respuestas ante un pasado doloroso veinte años atrás.

El filme discurre en la vivienda de un pueblo donde habitan los abuelos y tíos de Olga donde ella solía pasar de pequeña los veranos.

El viaje de vuelta a su infancia capta con minuciosidad los espacios donde el tiempo parece no transcurrir. Material de archivo con antiguas fotografías, las imágenes de la pequeña Olga en la escuela, la animada ronda familiar donde la madre de Olga se dirige a la cámara alegremente diciendo “Nuestra Olga es rusa, ucraniania y moldava”.

Las voces de Olga y el tío Tudor son el fondo de movimientos de la cámara en primer plano, Olga cuestionando, recuerdos dolorosos, intentando encontrar respuestas. El tío simplemente no expresa el mínimo arrepentimiento.

Los datos con que Olga Lucovnicova cierra su trabajo documental son de una crudeza difícil de digerir. Uno de cada cinco niños es víctima de abuso antes de los 18 años, 90 por ciento de las víctimas conocen a los abusadores, 70 por ciento de los menores no se atreve a contar sobre esos abusos sino hasta que son adultos, algunos nunca logran hablar sobre esa experiencia cargando con este trauma por el resto de su vida. (La Jornada)

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