OPINIONES

Marco Aurelio Carballo: Disciplinado en el oficio y bohemio en la vida social

Florentino Pérez Pérez

La imagen y el recuerdo que tengo de Marco Aurelio Carballo (MAC), está asociada ineludiblemente a Tapachula, el periodismo y la lectura de los libros que me obsequio y/o compre.

MAC nació, creció y vivió en Tapachula, por el rumbo en donde está la casa de mis suegros, y en la ya emblemática “Mesa redonda”. Se inició en la lectura leyendo historietas, revistas y periódicos en el local que su papá tenía, que años más tarde lo llevarían al periodismo y la creación literaria.

Extraordinario conversador y observador de la realidad del país y del mundo, desarrolló su carrera en el periodismo en la ciudad de México haciendo reportajes, crónicas y entrevistas. Por muchos años estuvo en la redacción de la Revista Siempre fundada por José Pagés Llergo, a lado de destacados columnistas y escritores que solían reunirse en el Café “La Habana”, ubicado por el rumbo de Bucareli y en las cantinas “La Ópera”, Salón “La Luz”, “El Gallo de Oro” y “La Victoria”, entre otras.

A principios de la década de los ochenta lo invite a un encuentro de escritores y poetas que organizamos en la Facultad de Humanidades de la UNACH, ahí empezó nuestra amistad que se prolongó hasta su lamentable deceso el 1 de agosto de 2015. Previo a ello, el CONECULTA, a iniciativa del escritor chiapaneco Oscar Palacios, le organizó un homenaje en su ciudad natal en el cual participe, recuerdo que recién lo habían operado, conservaba el humor y la ironía que lo caracterizó, fue la última vez que nos vimos.

Cultivó el periodismo cultural y fue un referente que oscilaba, con soltura y conocimiento del oficio, entre el periodismo y la literatura. No perteneció a ningún grupo literario, pero mantenía contacto permanente con los escritores chiapanecos y de otras latitudes.

Al concluir sus estudios de preparatoria en Tapachula, se trasladó a la ciudad de México, ingresó a la Facultad de Economía de la UNAM, pero dejó inconclusos sus estudios para dedicarse al periodismo. El ambiente de la ciudad, le permitió incrementar sus lecturas y asistir a un taller de narrativa para aprender el oficio de escritor, el cual traía desde su época infantil y que le permitió escribir más de dieciséis libros que abarcan varios géneros literarios, excepto la poesía y el teatro.

Marco Aurelio tenía un apego por la tierra que lo vio nacer. Viajaba frecuentemente a Tapachula y Tuxtla Gutiérrez, a presentar sus libros o a visitar a su familia y amigos de su infancia. Los fines de año era frecuente encontrarlo despidiéndolo en “La Mesa Redonda”, rodeado de las inevitables cervezas para mitigar el calor del soconusco.

Fue con la novela de “Beethoven y otros relatos”, publicada por la editorial Katún, de su coterránea Consuelo Moreno, que la fundación del soconusco impulsada por Gerardo Pensamiento, le dio un giro cultural a la emblemática cantina de “La Mesa Redonda” al presentar la novela ¡Algo inusual! A partir de esa presentación, se hizo habitual que cada libro que publicara ahí se hiciera la presentación y después en Tuxtla o San Cristóbal.

Platicar con MAC en torno a unas botanas y tragos, era discurrir por la literatura y el periodismo, el periodismo y la literatura, hasta que nos convidaba a desalojar el lugar por sobrepasar el horario permitido.

Cuando el 1 de enero de 1994 hizo su aparición el Frente Zapatista de Liberación Nacional (FZLN), viajamos de Tapachula a Tuxtla. Durante el trayecto me comentó que nuevamente se iba de corresponsal de guerra, ahora a los altos de Chiapas y a la selva

a documentar la declaración de guerra del EZLN al Estado Mexicano. Narro su experiencia de años atrás en Centroamérica. Años después inició una aventura efímera, en Tuxtla, de fundar y dirigir un periódico que llevó por nombre “Marimba”.

Fue un hombre prolijo en la escritura y en el oficio periodístico del cual nunca se separó, platicaba lo que escribía y escribía lo que platicaba. Esta ruta de ir de la realidad, pasar por el lenguaje y llegar a la ficción o al reportaje. Disciplinado en el oficio y disipado, alegre y bohemio en la vida social. Nos deja su recuerdo indeleble y amplia obra literaria que recrea los lugares en donde vivió: Tapachula y la ciudad de México.

Berriozábal, Chiapas 8 de septiembre 2020

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