El obispo de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel. Foto/Diócesis San Cristóbal.
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“Nadie se deje comprar por el dinero” para 2018: obispo Felipe Arizmendi

 

La Iglesia convoca a la unidad, que no es uniformidad; a la armonía, no al pleito y las divisiones; al respeto mutuo, no a las ofensas y descalificaciones; al amor a los pobres

Ciudad de México l Ante las definiciones de precandidaturas y candidaturas camino a las elecciones de 2018, el obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi exhortó a analizar las opciones partidistas y confío en que “nadie se deje comprar por el dinero, por los regalos, por las promesas, por la publicidad”.
Dijo que “sepamos discernir y decidir pensando en el bien del pueblo, sobre todo de los pobres y excluidos. Importa el país, no el interés egoísta”.
Arizmendi Esquivel, a quien el Papa aceptó su renuncia al cargo hace unas semanas y nombró a su sucesor, indicó que en la medida en que se acercan las elecciones “se van aclarando los panoramas, se van definiendo las candidaturas, se consolidan las alianzas, se presentan varias alternativas”, sin embargo expuso que “muchos ciudadanos se sienten desconcertados, porque no saben por quién inclinarse”.
Así mismo criticó la sobrexposición en la materia. “Nos abruman y nos saturan con tal cantidad de anuncios partidistas, que llegan a causar repulsión, rechazo, fastidio, cansancio y desconfianza. Pareciera que la verdad y el bien dependen de la astucia para difundir propaganda a favor de determinada opción, y no tanto de las propuestas, o de la calidad de las personas”.
Añadió que en la difusión, “la fuerza del dinero es la que se impone. Quien tiene más recursos económicos, puede pagar más espacios publicitarios en los medios comunes y en las redes sociales”.
Precisó que también hay quienes “fincan sus esperanzas de triunfo en regalar dinero a los pueblos pobres, que no fácilmente vencen la tentación de apoyar a quien les obsequia más cosas, o les promete lo que es difícil cumplir” y recordó que existen “problemas en varias partes, porque los ciudadanos no han recibido lo que, en campañas pasadas, les prometieron”.
También criticó a aquellos que “aspiran a un puesto público y se cuelgan del que parece que va a ganar” y señaló que estas personas “no lo hacen por opción de servicio, ni por convicción partidista, sino por asegurar un sueldo en el sexenio venidero. Esto es degradar la política a una inversión económica”.
Expuso que la ciudadanía debe “madurar y discernir”, a fin de identificar “qué persona es la más digna de crédito, tanto por sus propuestas, como sobre todo por su personalidad, su experiencia, su honradez y coherencia, sus criterios y comportamientos, su capacidad de integrar y crear puentes de colaboración”. En esta materia a la iglesia y sus pastores, “nos toca ofrecer algunos principios orientadores, pero nunca casarnos con una opción partidista, pues los partidos, como lo dice su nombre, parten, dividen, confrontan; y la Iglesia convoca a la unidad, que no es uniformidad; a la armonía, no al pleito y las divisiones; al respeto mutuo, no a las ofensas y descalificaciones; al amor a los pobres, no a usar el poder para oprimir y excluir”.

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