El miedo y la opresión es tan fuerte que se hace dificultoso vivir. Foto/pxhere.com
OPINIONES

Al Son del texto

Tina Rodríguez

Pues parece que civilizaron la competencia entre el PRI y el PVEM, que sin hacerlo público sus exponentes, se estaban dando con todo, confundiendo a sus seguidores y simpatizantes, porque los tienen aún las negaciones de sus adversarios en las redes y en la política.
No se ve, pero es cierto que se estaba dando un distanciamiento entre los grupos priistas y del verde ecologista, y a la vez, dentro de cada partido.
Cuando se ha dicho por las propias cúpulas que solos no ganan sino van en coalición con otras siglas, estos partidos estaban pecando de lo peor que se registra en una contienda electoral aun anticipada: la suficiencia, el creer que tienen a los más, cuando estudios serios señalan que la popularidad de la presente ha menguado significativamente, y que es difícil trabajar distanciados para lograr nuevamente la credibilidad.
Los convocaron a trabajar unidos, en su cauce, pero sin tirarse.
A ver si hacen caso.
Al Son que me toquen
Tiene sus días que volteo a ver las cosas cotidianas como importantes, esos puntos de acuso diario pero que no son tema para lo elevado que están hoy las redes, en ese afán de parecer la o el más informado en esto del ejercicio periodístico.
Alguna vez cuando leí “Del amor y otros demonios” de Gabriel García Márquez, cuando refiere al descubrimiento de una tumba durante la demolición de un viejo casco de iglesia, que en si no era noticia ni aun con la lápida del XIX con letras góticas en dónde se leía Sierva María de Todos Los Ángeles y apellidos que no recuerdo; fue al abrir la tumba cuando, brotó la noticia que publicó al otro día el futuro nobel en un diario de Bogotá, y años después extendería a la novela que describo y que encierra, entre sus páginas, una de las frases más ciertas de la vida: “lo que no cura la felicidad, no locura nada”.
La niña de la tumba era de esqueleto normal, salvo su cabello, con un largo de más de nueve metros.
Esto es que la noticia está en dónde menos se espera, bajo nuestra mirada diaria, y de tanto verla se va escondida en la cotidianidad.
El “descubrimiento” de estas cosas rutinarias inevitablemente conlleva a la percepción de que en alguna parte del sector público fallaron o fallan, como sucede en los famosos almacenes de autoservicio, en los que muchas más veces de las esperadas, los productos, sobre todo cárnicos, son de muy mala calidad.
Así pasa con otros productos perecederos que en nada se comparan con los mercados públicos, un tanto olvidados por la media elite tuxtleca que gusta de comprar las cosas de casa en un mismo lugar.
Si, esos almacenes se aprovechan de la flojera.
Con toda tranquilidad digo que recurrir a los centros de acopio, a expendios en los mercados, me ha significado ahorros de cientos de pesos a la quincena, que al mes ya son una lana y ni se diga al año.
Pero nos encanta regalar el dinero.

Print Friendly, PDF & Email

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *