EDITORIAL

En su derecho

En teoría todo ciudadano debiera tener los mismos derechos, así lo indica con claridad nuestra Constitución Política en su artículo primero, pero aun con eso ¿por qué seguimos hablando de minorías o de cuestiones de género?
Por diversas partes del país se dio la marcha del orgullo LGTBIT, donde integrantes de esta comunidad manifestaron su rechazo a la intolerancia de la cuál son objeto en diversas zonas de la República, pero a la vez festejando a las entidades que les reconocen sus derechos como a cualquiera otro ciudadano.
Ya no solo democrática, sino que también fuéramos una sociedad coherente, la verdad no debieran presentarse esas protestas de parte de nuestros ciudadanos y ciudadanas por su diversidad sexual.
Por ejemplo: en la Ciudad de México las leyes reconocen los derechos de todos –que eso radica desde tiempo ha en la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos-  y desde hace años se permite el matrimonio entre hombre y mujer, hombre y hombre o, mujer y mujer, y en ese inter, cualquier tipo de pareja tiene el derecho de adoptar a un menor. Eso, en ese tiempo en que se reconoció generó una intolerancia tremenda en credos y conservadores.
¿Es muy difícil de entender para esos grupos ultraconservadores?
Aun con esa oposición, todos somos iguales ante la ley, y el derecho a la diversidad sexual se expande, simple y sencillamente por que es humano y real.

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