AL SON DEL TEXTO

Al Son del texto

Tina Rodríguez

En esta entidad en que se defendió la paridad en los municipios, en que hay más mujeres que nunca en su congreso local –que no en los cargos de decisión del gobierno del estado-, ni una se menciona como posible a la gubernatura del estado.
Realmente la cuestión de género y la política de equidad solo está en el discurso; en la práctica no se ve, y si acaso el paso rápido de una legisladora por la Junta de Coordinación Política sin más qué decir porque ninguna ha enarbolado una real lucha por su género, en un institucionalismo a ultranza bastante ignominioso.
Hemos observado un proceso en que la sociedad se organiza ya sin líderes para manifestar sus protestas.
Obvio es que, en medio de eso, aparecen sectores como el empresarial o el magisterial que, si bien tienen ese mismo objetivo, comprende dirigencias y no se busca por ahí.
Hemos estado presentes en no pocas manifestaciones de mujeres, algunas con siglas y otras convocadas a la sociedad.
Muchas han estado asociadas, pero a la vez independientes, participa una organización u otra, pero no unidas. Se entiende que hay distintas ópticas sociales sobre el tema, pero el objetivo común es el mismo: los derechos de las mujeres a una vida dignan en equidad.
Esta tampoco se da, y lamentablemente sucede hasta en el hogar.
Por eso como en muchas otras políticas sociales, las mujeres no creen en la palabra de los señores de la clase política que hablan en pro de buenos proyectos para las mujeres, y resulta hasta triste ver que aún siguen concentrándolas en eventos desde el presidente hasta un presidente municipal, para explotar sus circunstancias con programas de dependencia que no son en realidad un despegue real para su independencia y por el contrario, las hace dependientes de ese recurso cada año o cada mes, como esa mala manera de apoyo a madres solteras o entrega de despensas y demás miserias.
Programas que buscan mucha cobertura, pero en realidad es derroche de recursos que se pulverizan por su poco volumen: 500 pesos.
Se va en compras ¿Y quién o quiénes los reciben?
Los comerciantes.
Y así, encontramos bastantes programas que cada año se distribuyen, que cada año, se entregan, que sirven para la manipulación política o explotación de la pobreza, y eso no es progreso, es una clara demagogia y de la más costosa.
Un género que desde hace milenios ha demostrado su capacidad social, es tratado de manera secundaria, sea a través de esa trampa bancaria del Próspera, otros más como Compartamos, entre tantos otros que las sangran semana a semana a una tasa de interés bastante alta.
O sea que la tercera parte de las ganancias se las lleva el banco a esfuerzo de las necesitadas.
Así con las políticas oficiales en pro de la mujer y sobre ese abuso no hay protestas, pero sí críticas porque hay una secretaría de la mujer acéfala en Chiapas que es de la menor importancia.

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