SALUD

Moringa el árbol de la vida, es originario de la India

Se ha encontrado que sus hojas, aparte de contener un gran número de nutrientes, podrían ayudar a la prevención de la diabetes y el cáncer, pues inhibe el crecimiento de estas células

Conocido como el árbol de la vida, perla o Jacinto, la moringa es un árbol originario de la India que llegó a México hace cientos de años en barcos procedentes de China y Filipinas, y que rápidamente se propagó en los pueblos de toda la costa del Pacífico, desde Chiapas hasta el sur de Sonora.
En Guerrero y Oaxaca todavía se consume la planta de manera tradicional en casi cualquier platillo donde las cocineras utilizarían una hoja verde.
Mark Olson, doctor en biología evolutiva, originario de California, inició hace 20 años los estudios sobre la moringa en México.
Uno de sus principales hallazgos es que las hojas secas de esta especie tienen alrededor de 30% de proteína de alta calidad en vitaminas A y C.
La moringa tiene cuatro veces más calcio que la leche de vaca, cuatro veces más hierro que las espinacas, tres veces más potasio que los plátanos y contiene 25% de fibra.
Las hojas de moringa son portadoras, además, de poderosos antioxidantes que destruyen los radicales libres en el organismo y que por lo general dañan el ADN o las células.
“Estas sustancias son iguales que en el rábano, isotiosanatos, son sustancias que tienen cianuro y azufre pegados, por eso son un poco picosas, porque son sustancias de defensa, pero en mamíferos como nosotros tienen el efecto de subir nuestras defensas contra el cáncer, y parecen tener este efecto para regular la glucosa y la presión”, destacó.
Salvador Guzmán Maldonado, doctor en biotecnología vegetal realiza desde hace cinco años estudios sobre la moringa en el Campo Experimental Bajío, del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap), ante el creciente interés que hay por este árbol de rápido crecimiento y resistente al calor y la sequía.
“El frijol anda entre 18 y 25% de proteína, la moringa tiene entre 26 y 33% de proteína, para darnos una idea”, ejemplificó el investigador dependiente de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
Este árbol es un excelente alimento utilizado en países de África para combatir la hambruna pero también con beneficios para la salud, como la prevención del cáncer, la diabetes y efectos desinflamatorios, aunque hasta ahora las pruebas sólo se han hecho in vitro y con roedores.
“En ratas disminuye el nivel de glucosa; ratas obesas, que ya de por sí tenían problemas con glucosa en sangre, reaccionaron de manera positiva”, comentó Salvador Guzmán Maldonado.
Yuliana Becerra Castillo, estudiante del Instituto Tecnológico de Celaya, desarrolla en el INIFAP un proyecto con extractos de moringa para obtener su título de ingeniera bioquímica en la especialidad de alimentos.
Al extraer y potencializar los antioxidantes de la planta logró frenar el avance del cáncer de colon en el laboratorio.
“Se probaron en células de cáncer de colon de la línea HT29, y con lo que obtuvimos de resultados se puede mostrar que a bajas concentraciones hay una muerte celular, hay una inhibición del crecimiento de estas celulas”, explicó.
La semilla del árbol de moringa comparte estas propiedades, además de que contiene 40%de aceite comestible de altísima calidad.
De confirmarse los beneficios de la moringa con pruebas clínicas en humanos podría ayudar a combatir enfermedades cardiovasculares, coronarias, neurodegenerativas y el envejecimiento celular.
Boom en Morelos y Guerrero
Las plantaciones comerciales de moringa comenzaron a establecerse en México en los últimos 10 años, sobre todo en el norte del país, en Sinaloa y Nuevo León, y recientemente en estados como Morelos y Guerrero.
A la par de este avance en su cultivo fue creciendo el interés por conocer más sobre sus propiedades alimenticias y medicinales, lo que obligó a centros de investigación y universidades a realizar estudios sobre los beneficios en el consumo de la hoja y semilla del llamado Árbol de la Vida.
La propia Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) apoyó en 2014 con recursos del Programa de Empleo Temporal (PET) la creación de un vivero de moringa en la comunidad de El Espinal, en Mazatlán.
Diana Aspiros Heras, paciente en recuperación de cáncer, relata que conoció la moringa por una amiga que vive en Sinaloa y que sabía de su condición vulnerable por la enfermedad. La joven mujer asegura que logró salir adelante con la ayuda del tratamiento médico, las quimioterapias y el consumo diario de la semilla de moringa.
“Me ayudó muchísimo, porque yo me sentía muy inflamada después de que tuve una operación y me quitaron ganglios, además de que me sirvió para recuperarme del desgaste que me generaban las quimioterapias”, indicó.
En el caso de David Navarro Díaz, la moringa llegó a su vida como una alternativa para ayudar a su padre a enfrentar la diabetes, que llevaba 25 años de sufrir los estragos de la enfermedad.
“A raíz de la diabetes mi papá empezó a perder masa muscular, a tener mucha fatiga; a las 4 o 5 de la tarde tenía mucho cansancio, mucha hinchazón en los pies”, explicó.
Al ver los efectos inmediatos de la moringa, David decidió, junto con su familia, emprender un negocio y convertirse en productores de moringa de la marca Secreto de Vida, de la que son sus principales consumidores.
“Trajimos las plantas y semillas de la India y la cultivamos en Guerrero, tenemos plantaciones en tres municipios”, detalló. Hoy los Navarro tienen 10 hectáreas sembradas de moringa en Guerrero y pronto tendrán dos más en Oaxaca, mientras que la salud del jefe de la familia va en franca mejoría.
El procesamiento de la hoja seca y la semilla de sus cultivos se realiza en Tlanalapa, Hidalgo, donde llega la producción por semana.
“Y ahorita estamos en el punto donde queremos ayudar a más gente, queremos que la gente conozca más de la moringa, conozca más de los beneficios”, agregó el joven empresario.
En semilla, cápsulas o suplementos, la moringa vive un boom en México, mientras que los investigadores tienen la esperanza de lograr el financiamiento suficiente para poder confirmar sus bondades en estudios clínicos con humanos y pasar de pruebas in vitro y con roedores.
“Y con base en esos estudios poder establecer cuánto tiene que tomar una persona para lograr cierto efecto”, manifestó Mark Olson, investigador del Instituto de Biología de la UNAM.

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