AL SON DEL TEXTO

Al Son del texto

Tina Rodríguez

Al menos treinta asesinatos de mujeres con signos de feminicidio se registraron en Tamaulipas, otro número igual en Baja California Norte con 40, y ya ni se diga en Guerrero que supera los cien, y la desviación para poner la alerta de género es que las relacionan en actos ilícitos.
Podríamos aceptar que, desde luego, hay mujeres que están inmiscuidas en ilícitos, pero hablar que el cien de los casos es deslizar una realidad que en Acapulco comprende levantones como en Veracruz, curiosamente puertos prestigiados del país, y más que, hace horas capturaron al líder del Cartel del Golfo en ese puerto del Pacífico.
El caso es que es mucha versión y poca acción, y pese a que la Organización de las Naciones Unidas define la violencia contra la mujer como todo acto que cause “un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”, resulta que en el congreso de Baja California Norte, no le han dado entrada al pleno a la ley de violencia de género que mantienen en la congeladora.
Como esa hay varias en no pocos estados del país que ni siquiera han elaborado un documento de consulta a la sociedad, porque el de “Baja” como le llaman a esa entidad en el norte, no fue consultado con activistas ni organizaciones afines.
Ahora que los asesinatos a mujeres se incrementaron más que en los tiempos en que esa ciudad sí era violenta, no genera preocupación: ¿Qué lo genera entonces?
¿Asesinatos en serie acaso?
En nuestra entidad se reconoció la alerta de Género; no ocupa el quinto lugar como hoy Baja California Norte, pero no hay diferencia pues, como Chiapas aquella entidad en el norte es paso obligado de migrantes mujeres, generalmente víctimas de abuso policial.
Pero tenemos que en la entidad del norte no pasa nada, aun cuarenta muertas en lo que va del año.
Hace algunos años, en Naciones Unidas reconocieron que la violencia contra las mujeres o de género es un problema de salud pública “una práctica aprendida, consciente y orientada, producto de una organización social, estructurada sobre la base de la desigualdad de género”.
Así lo dijeron y yo lo llamo simplemente como muchas de mis iguales en el mundo, “machismo”.
El Instituto Nacional de las Mujeres señala en uno de sus textos que la “Violencia contra las mujeres: un obstáculo crítico para la igualdad de género”.
No pues así seguiremos descubriendo el hilo negro.

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