OPINIONES

El ruido enferma al corazón, el silencio lo escucha

Yolanda Pardo

Todos conocemos los efectos de la contaminación del aire y algunas medidas han tomado las autoridades al respecto, pero poco se sabe de los daños que causa el ruido en nuestra salud física, mental y espiritual y para lo cual se ha hecho poco o nada en cuanto a resoluciones pertinentes adecuadas.
Científicos y médicos siguen estudiando los efectos de la contaminación acústica y han descubierto que hay una evidente causalidad entre ésta y enfermedades cardiovasculares como pueden ser la hipertensión y el infarto al miocardio, incremento de la frecuencia cardíaca, de la viscosidad de la sangre y de los niveles de lípidos y electrolitos, factores de riesgo para el corazón.
Una exposición diaria y prolongada por encima de 65 decibelios, (el ser humano puede tolerar hasta 55 dB sin ningún problema) que es el ruido producido en un centro de trabajo (oficina o tienda) o una exposición a sonidos de mayor intensidad como el de un taller de coches, un concierto, un antro (atención jóvenes), desencadenan una serie de respuestas en el organismo que afectan al corazón.
Como si no fuera poco la afectación de la capacidad auditiva y los problemas cardíacos mencionados, también influye en el correcto funcionamiento del cerebro y del sistema inmune por lo tanto, empeora la calidad de vida y acorta sus expectativas.
La contaminación acústica está extendida a tal grado, que representa ya un problema de salud pública.
Si niños y jóvenes siguen escuchando estruendosa música a todo volumen ya sea en sus autos, en sus móviles con auriculares, en los antros o en conciertos masivos, tendremos una generación de sordos a muy temprana edad, por lo que debe prevenirse alertándolos de los peligros para que en lo posible, se alejen del bullicio ensordecedor o en su defecto, usen tapones en los oídos para amortiguar el ruido y sus consecuencias.
Si solamente el ruido en las calles por el intenso tráfico que ya se sufre en todas las ciudades, está relacionado con las enfermedades isquémicas cardíacas como la angina de pecho e infartos, de acuerdo con los datos proporcionados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que también alerta de su posible vinculación con el desarrollo de la hipertensión, se imaginan entonces, si a la hora del descanso, por las noches siguen escuchando ruido, claro, es peor, porque provoca alteraciones en el sueño que pueden conllevar al incremento de algún riesgo cardíaco y del sistema nervioso, porque causa estrés y altera el ciclo del sueño.
Otro riesgo adicional, muy importante, es la posible asociación de la contaminación acústica con el riesgo de padecer un accidente vascular cerebral (llamados ictus). Estudios realizados por el Instituto de Epidemiología de Copenhague revelan que por cada 10 decibeles de aumento de ruido, el riesgo se incrementa un 14 por ciento en personas mayores. Los niños cuando viven en lugares ruidosos, suelen presentar menor desarrollo cognitivo del lenguaje y déficit de atención y memoria, incluso los no nacidos, se ven afectados en su capacidad auditiva o retraso en el crecimiento, si la madre durante el embarazo ha estado sometida a ruido constante.
Además, el estrés crónico que produce puede reducir las defensas del organismo y ser presa fácil de virus y bacterias. Y aún hay más, afecta a nivel cognitivo, disminuye el rendimiento en el trabajo y en la escuela. También repercute en la salud mental, pues se relaciona con un incremento en la irritabilidad, ansiedad e inestabilidad emocional, sin contar con la salud espiritual que se ve afectada sin su paz interna.
La mayor fuente de contaminación auditiva es el tránsito que representa un 80 por ciento del total del ruido en las calles, de acuerdo con estudios realizados al respecto, los bares y antros, sólo un 10 por ciento y es de los que más quejas se reciben a nivel mundial, tal vez porque en el silencio nocturno, las molestias del bullicio se incrementan y se perciben con mayor intensidad.
Ahora veamos cómo afecta el ruido a otro nivel: no nos deja escuchar a nuestro corazón, dicen los maestros de alto rango en niveles superiores que la contaminación acústica es el adversario del espíritu y nos invitan a amar al silencio propicio para meditar, reflexionar, encontrarnos a nosotros mismos y saber quiénes somos en realidad. Finalmente, para contactarnos con Dios.

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