OPINIONES

Nosotras paramos

R. Aída Hernández Castillo

  • Llamado internacional al Paro General de Mujeres, el cual ha encontrado eco en más de 40 países, que han hecho suyo el llamado a ¡Parar!

El llamado a parar el 8 de marzo el trabajo femenino en el hogar y en los espacios laborales asalariados, no es solo una iniciativa para mostrar lo que sería el mundo sin el trabajo de las mujeres, demandando reconocimiento y salario justo. Se trata también de una alerta a la conciencia ciudadana ante la política de muerte que se está aplicando contra las mujeres en distintas partes del mundo. Esta iniciativa que tuvo su origen en la colectiva argentina “Ni Una Menos” formada en junio del 2015 en Buenos Aires, frente a la indiferencia gubernamental ante el feminicidio. Esta Colectiva ha hecho un llamado internacional al Paro General de Mujeres, el cual ha encontrado eco en más de 40 países, que han hecho suyo el llamado a ¡Parar!
En México muchas organizaciones feministas y mujeres de distintos sectores, han respondido a lo que algunas llaman una “huelga mundial de mujeres”. La situación de crisis de derechos humanos que se vive en el país, vuelve el derecho a la vida y a la no violencia el centro de las demandas de los colectivos mexicanos. Las mismas cifras oficiales de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) señalan que de 2010 a 2015 se cometieron 2 millones 996 mil 180 agresiones sexuales, 90 por ciento de estas agresiones ocurrieron contra mujeres.
Como integrante de la Red de Feminismos Descoloniales, junto con otras compañeras activistas hemos circulado un comunicado en el que denunciamos las múltiples violencias que se están ejerciendo sobre los cuerpos de las mujeres. A las violencias estructurales de la precarización laboral y la sobre explotación del trabajo femenino, se han añadido las nuevas violencias que la militarización del país y la llamada “guerra contra el narcotráfico” han traído a la vida de las mujeres. La impunidad y la complicidad del Estado con el crimen organizado han posibilitado el aumento de los feminicidios: cada día se cometen 7 asesinatos contra mujeres.
Nosotras paramos por las madres de los y las desaparecidas. Paramos por Mirna Medina y por todas Las Buscadoras del Fuerte, mujeres valientes que con pico y pala están buscando a sus hijos e hijas, y que han entregado a más de 60 madres, los restos humanos de sus hijos para darles una sepultura digna. Rechazamos esta “pedagogía de la crueldad” que se ha centrado en los cuerpos femeninos, sobre todo de mujeres pobres, racializadas y trans.
Nosotras paramos por las mujeres migrantes que diariamente cruzan fronteras geográficas y simbólicas, enfrentándose a violencias inimaginables no sólo en los Estados Unidos, sino también en México. Paramos por quienes llegan a nuestro país desde Centro y Sudamérica y sufren violencias similares o peores a las que viven las mujeres mexicanas del otro lado de la frontera.
Nosotras paramos por las miles de mujeres indígenas, afrodescendientes y campesinas que están siendo despojadas de sus tierras y desplazadas por megaproyectos, muchas veces en complicidad con la violencia del crimen organizado y la anuencia de los Estados nacionales. En la lucha por la defensa de la tierra, mujeres han sido asesinadas, desaparecidas y violentadas. Paramos, por Inés Fernández Ortega y Valentina Rosendo Cantú, mujeres mephaa que fueron violadas por el ejército mexicano y después de ocho años lograron llevar al Estado Mexicano a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que lo declaró culpable de ejercer “violencia institucional castrense”. A pesar de la disculpa pública por parte del Secretario de Gobernación, sus comunidades siguen militarizadas y sus hijas e hijos siguen viviendo con miedo
Nosotras paramos por las cientos de mujeres encarceladas que se han convertido en “presas de la estadística” en la guerra contra el narcotráfico, o en víctimas de legislaciones estatales que siguen criminalizando la interrupción del embarazo y penalizándolo con el encarcelamiento. Paramos por Rocío Solache y por todas las mujeres presas en el Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO) No. 16 de Morelos, “Michapa”, penal de alta seguridad construido con inversiones de Carlos Slim, en donde las mujeres viven en duras condiciones de aislamiento.
Nosotras paramos para recordarles a la sociedad mexicana que el silencio es una forma de complicidad, que necesitamos exigir que se respete el derecho a la vida y a vivir sin violencia. El derecho a recuperar la noche, a transitar las calles, el derecho a vivir sin miedo.(La Jornada)

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