Ciudad de México l Satisfecha con el montaje de su obra en el Museo Memoria y Tolerancia, de esta ciudad, la artista conceptual estadunidense de origen japonés Yoko Ono recorrió el pasado lunes “Tierra de esperanza”, muestra que está abierta al público desde hasta el 29 de mayo.
Se trata de una colección de 16 piezas emblemáticas en la trayectoria de la artista, algunas de ellas adecuadas al contexto local, tal es el caso de la pieza “Imagina la paz”, una serie de mapas en los que el público podrá plasmar unos sellos donde le interese llevar ese mensaje.
Linda Atach, coordinadora de exposiciones temporales del recinto de avenida Juárez, en el Centro Histórico de esta ciudad, destacó el beneplácito de la artista, quien aseguró haber encontrado en el trabajo del curador Gunnar B. Kvaran y del propio museo, uno de los montajes de mayor calidad que ha tenido su obra.
Ese resultado, dijo Atach, tiene que ver con el trabajo conjunto que se realizó con el curador y con la propia artista que este mes cumplirá 83 años, quien se encargó de supervisar y aprobar cada paso del montaje. Para esta labor decidieron se incluyera obra más activa que contemplativa, empatándola con el propio discurso del museo, de respeto a los derechos humanos, contra la discriminación y en pro de
la tolerancia.
La muestra en sala arranca con “Memorias horizontales”, una colección de fotografías con personas mexicanas de principios del siglo 20, colocadas en la entrada de la exhibición, y que reflexiona sobre lo mucho o poco que le importa a la gente pasar por encima de los demás. Otra pieza emblemática es “Pintura del techo” o el “Sí pintura”, cuyo objetivo es que el visitante miré con trabajo la palabra escrita en una placa que dice “yes”, pero cuya trascendencia también está en que es la pieza por la cual el cantante y compositor británico John Lennon (1940-1980) se interesó en conocer a la creadora y fue allí donde empezó su relación.
“Instrucciones”, que da un giro en el arte para volverse un performance personal, y cuyos mensajes han sido traducidos al español con su autorización; “Cut piece”, una proyección que reflexiona sobre qué tanto somos capaces de oponernos a una agresión e incluso qué tanto permitimos que ésta ocurra.
En esta sala dedicada a mostrar las huellas de la violencia también se aprecian “Cascos”, “Tres montículos” y “La guerra terminó”, piezas que hablan de destrucción y, al mismo tiempo, de esperanza, como ocurre en casi todo el discurso artístico de la creadora.
Especial atención merece “Gente invisible”, un homenaje a las personas que murió en Hiroshima y Nagasaki, y en la que un juego de flashes en un espacio oscuro imprimen la silueta del visitante en una especie de mural que da cuenta de la difuminación de la vida.
“Pieza en reparación”, “Teléfono de asombro”, “Imagina la paz”, “Performance bolsa de tela” y “Resurgiendo” son otras de las obras con las que el público podrá interactuar y tener una experiencia personal, guiada por una serie de moderadores dispuestos por el museo.