Con valor de mujer

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Ni más ni menos

Del termino adolescencia, las mujeres pasamos a la Sexalescencia

Candelaria Rodriguez Sosa

De una autoría anónima, me compartieron un texto que refiere como las mujeres a partir de los 50 años han transformado sus vidas, es hoy por hoy, la generación de las SEXALESCENCIA.
De acuerdo a la pagina http://www.lanacion.com.ar/1406606, sexalescencia es un término nuevo que propone identificar a un nuevo grupo etario o social, una generación que ubica en ese terminología a la generación que pasa de las adolescencia a la sexalescencia. “adolescencia de 60 o más”
Muchos artículos de mujeres y hombres han puesto énfasis en la transformación de mujeres que hoy muestra una fisonomía diferente y rompe con estereotipos y roles femeninos que mucho análisis han llevado a reflexionar para que su contra parte las entienda, pero hoy, quienes no aprendieron la razón de porque las mujeres se mostraron sumisas, obedientes, y resistentes a la violencia de género en todas sus modalidades, pues ahora, tendrán más trabajo, en virtud que las mujeres vuelven a dar un brindo en edad madura, inimaginable, pero extraordinario y maravilloso, principalmente para ellas. Veamos lo que dicen los estudiosos/as del caso:
“LA SEXALESCENCIA. Es una generación que ha echado fuera del idioma la palabra “sexagenario”, porque sencillamente no tiene entre sus planes actuales la posibilidad de envejecer. Se trata de una verdadera novedad demográfica parecida a la aparición en su momento, de la “adolescencia”, que también fue una franja social nueva que surgió a mediados del Siglo XX para dar identidad a una masa de niños/as desbordados, en cuerpos creciditos, que no sabían hasta entonces dónde meterse, ni cómo vestirse”.
Este nuevo grupo humano que hoy ronda los sesenta o setenta, señala el estudio, ha llevado una vida razonablemente satisfactoria. Son hombres y mujeres independientes que trabajan desde hace mucho tiempo y han logrado cambiar el significado tétrico que tanta literatura latinoamericana le dio durante décadas al concepto del trabajo.
Señala que lejos de las tristes oficinas, buscaron y encontraron hace mucho la actividad que más le gustaba y se ganan la vida con eso. Supuestamente debe ser por esto que se sienten plenos/as; algunos ni sueñan con jubilarse. Los que ya se han jubilado disfrutan con plenitud de cada uno de sus días sin temores al ocio o a la soledad, crecen desde adentro. Disfrutan el ocio, porque después de años de trabajo, crianza de hijos/as, carencias, desvelos y sucesos fortuitos bien vale mirar el mar con la mente vacía o ver volar una paloma desde el 5º piso del departamento.
Dentro de ese universo de personas saludables, curiosas y activas, asegura que la mujer tiene un papel rutilante. “Ella trae décadas de experiencia de hacer su voluntad, cuando sus madres habían sido educadas a obedecer y ahora pueden ocupar lugares en la sociedad que sus madres ni habrían soñado en ocupar”, lo cual es absolutamente cierto. Lo años vividos traducidos en experiencias.
Esta mujer sexalescente, a la que alude el análisis, “pudo sobrevivir a la borrachera de poder que le dio el feminismo de los 60′, en aquellos momentos de su juventud en los que los cambios eran tantos, pudo detenerse a reflexionar qué quería en realidad. Algunas se fueron a vivir solas, otras estudiaron carreras que siempre habían sido exclusivamente masculinas, algunas estudiaron una carrera universitaria junto con la de sus hijos/as, otras eligieron tener hijos/as a temprana edad, fueron periodistas, atletas o crearon su propio “YO, S.A.”. Este tipo de mujeres nacidas en los 50s. no son ni por equivocación las clásicas “suegras” que quieren que los hijos/as les estén llamando todos los días, porque ellas tienen su propia vida y ya no viven a través de la vida de los hijos/as. Su camino no ha sido fácil y todavía lo van diseñando cotidianamente”.
Este maravilloso análisis también destaca que las mujeres “no son personas detenidas en el tiempo; la gente de “sesenta o setenta””, hombres y mujeres, maneja la computadora como si lo hubiera hecho toda la vida. Se escriben, y se ven, con los hijos/as que están lejos y hasta se olvidan del viejo teléfono para contactar a sus amistades y les escriben un e-mail con sus ideas y vivencias. Por lo general están satisfechos de su estado civil y si no lo están, no se conforman y procuran cambiarlo. Raramente se deshacen en un llanto sentimental. A diferencia de las y los jóvenes; los sexalescentes conocen y ponderan todos los riesgos. Nadie se pone a llorar cuando pierde: sólo reflexiona, toma nota, a lo sumo… y a otra cosa.”
Y reflexiona como la gente mayor comparte la devoción por la juventud y sus formas superlativas, casi insolentes de belleza, pero no se sienten en retirada. Compiten de otra forma, cultivan su propio estilo… Ellos, los varones no envidian la apariencia de jóvenes astros del deporte, o de los que lucen un traje Armani, ni ellas, las mujeres, sueñan con tener la figura tuneada de una vedette. En lugar de eso saben de la importancia de una mirada cómplice, de una frase inteligente o de una sonrisa iluminada por la experiencia.
Hoy la gente de 60 o 70, como es su costumbre, está estrenando una edad que todavía NO TIENE NOMBRE, antes los de esa edad eran viejos/as y hoy ya no lo son, hoy están plenos física e intelectualmente, recuerdan la juventud, pero sin nostalgias, porque la juventud también está llena de caídas y nostalgias y ellos lo saben. La gente de 60 y 70 de hoy celebra el Sol cada mañana y sonríe para sí misma muy a menudo…hacen planes con su propia vida, no con la de los demás. Quizás por alguna razón secreta que sólo saben y sabrán los del siglo XXI. Autor desconocido

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