Sí que resulta difícil aceptar los cambios de camiseta ante las dificultades que se presentan de siempre al interior de los partidos políticos, que hablan de falta de convicción política.
Desde luego el hecho de que Zoé Robledo Aburto renunciará a su militancia de años al PRD, partido del que fue diputado local y luego Senador de la República, en uno de esos brincos políticos sin pasar por San Lázaro que llamó mucho la atención en su momento y olió a negociación, tiene el mismo tufo como para dejar un partido en el que ha militado mínimo diez años, para irse a otro como Morena en el que debería según esto empezar de cero, pero en el que seguramente se dieron condiciones para que aterrizara en plano, de lo contrario no hubiera accedido.
Obvio es que ahora los políticos buscan la ruta fácil; lejos están aquellos líderes naturales. La gran mayoría llega a través de grupos de dominio, tráfico de influencias y corrupción política. Todo ello ha generado el enorme desprestigio que tienen los representantes populares ante la opinión pública y obvio también por los que votan, que cada vez son menos, a favor de las siglas partidistas.
A ver quienes después de Robledo se suman a Morena en Chiapas, pues no se trata de cualquiera: es un Senador de la República, que debe tener -se supone- sus seguidores en ésta parte del país.