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Angelita de 109 años de edad, le pide a dios le de más años

José Ángel Gómez Sánchez.- Doña Angelita le pide a Dios que le de otro “chancecito de vida”
Ángela Díaz Hernández, nació un 30 de septiembre de 1915 en la Finca el “Desengaño” del municipio de Jiquipilas, Chiapas; con su esposo procrearon seis hijos, de los cuales hoy nada más cuatro sobreviven, son dos mujeres y dos varones, “Mi papá fue caporal de la finca de don Gregorio Ochoa, aún recuerdo mi niñez, eres bien recibido en esta humilde casa y me da mucho gusto que hayan venido a visitarme, agradezco a nuestro Señor y a la Madre Santísima que los hayan traído a este hogar”.Ha sido católica toda su vida y a sus 109 años de edad, tiene una mente brillante, recuerda todo, escucha y ve muy bien, aunque para caminar requiere de la ayuda de un bastón y de alguien que esté muy cerca de ella, “Afortunadamente forje una familia buena, me quieren, me apoyan y nunca se avergüenzan de mí y eso es lo que me anima a seguir viviendo.
Por su rostro arrugado con el paso de los años, se resbalan unas lágrimas que no puede contener, que humedecen sus mejillas y es que recuerda con nostalgia, cariño y amor a su mamá que falleció hace un cuarto de siglo a la edad de 115 años, “Han pasado muchos años pero aún quisiera tener conmigo a mi mamita, pero eso ya no es posible y me reconforta que ella está con tata Dios, allá en el cielo, hoy que es día de las madres me da mucha alegría pero también tristeza porque ya no vive mi mamá, pero por otra parte me da gusto porque estoy con mis hijos y hijas”.

De viva voz me contó que a los 18 años de edad se casó y a los 20 fue madre por primera vez, “En mi época se casaban o huían a los trece, catorce o quince años, eran mamás muy jóvenes, yo espere hasta que tuve dieciocho años para casarme y tener mis hijos y doy gracias a Dios y a la Madre Santísima”.
Hace más de 80 años, se mudó a vivir a Tuxtla Gutiérrez, y para sostener los gastos de la casa, mataba puercos, gallinas, pollos y en la preparación de comidas, “Siempre tuve la dicha de ayudar a mi marido, ganando mi propio dinerito, para mantener a mis hijas e hijas, hacía tamales, desde pequeña me gusto trabajar”.

Tiene 80 tatara nietos, 35 bisnietos y 30 nietos, muchas de ellas y ellos ya se han casado, “Le agradezco a Dios y a mi Virgen María que me hayan permitido dar esta vida, y por eso le pido mucho a nuestro Señor y a la Madre Santísima que me dé siquiera otro tiempecito de vida para que yo esté con mis hijos”.
Si usted ha visto la película mexicana “coco” pues haga de cuenta que doña Angelita es la viva imagen de ese personaje que ha hecho llorar y reír a millones de mexicanas y mexicanos, y cuando recuerda a su mamá otra vez llora, “Como no extrañar a nuestra mamá, porque ella nos quiere, nos regaña, pero a veces ellas dejan de comer para que los hijos y las hijas puedan comer, ellas sufren, se trasnochaban, aguantan hambre y todo eso”.
“Yo cuidé mucho a mi mamá, tenía hermanas y hermanos y mi madre se hizo al lado mío; en mis brazos murió mi mamá, y cuando ella estaba falleciendo me dijo hija yo creo que ya no voy a aguantar más, pero te quedas con nuestro señor y la Madre Santísima y a dónde quiera que yo esté te voy a dar mi bendición”. agregó tía Angelita.
Si usted aún tiene a su madre, cuídala, protégela, ámela y nunca permita que para alguien con mala entraña nuestros ancianos y ancianos sean un estorbo, una carga.
Hoy como ocurre desde hace varias decenas de años, doña Ángela Díaz Hernández, su familia la celebra en el Día de las Madres, la coronan, le ponen collares de flor de mayo, le quemas triques y sobre todo le dan amor, cariño, respeto y eso no tiene precio, y le preparan la comida y bebida de su preferencia.

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