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Alfonso Carbonell Chávez

Tiempo de definiciones

Por cierto cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador habla de definiese, con mayor pertinencia a raíz de la develación de un supuesto documento cuya autenticidad está en duda, cuestión que por lo que encierra se necesitaría valor moral para reconocer su autoría, insisto en reiteradas ocasiones, ha hecho un abierto y público llamado a definirse es decir; o se está a favor de la transformación de la vida pública del país o se está en contra.

Y cuando a ello se refiere, no implica o no necesariamente, que quien no coincida con su proyecto, de facto está en su contra. Y aunque literalmente ello pudiera ser, digo de acuerdo a la óptica y libre albedrío de cada persona, no está señalando a Juan o Pedro ni está hablando de María ni de Remedios, está sí y lo ha señalado, contra de esos grupos de poder ya económico y empresariales como de ciertos personajes de medios identificados con el  conservadurismo e igual de un puñado de intelectuales o medios completos de información afines al viejo régimen neoliberal, claro y dando por descontados políticos y partidos de oposición empezando por sus gobernadores, poco a poco y más abiertamente cada vez, abjuran a su propia esencia hipócrita viéndose obligados a mostrarse tal lo que son.

Así entonces, bajo su disfraz de inocentes caperucitas, asoman la cola y las garras y fingen demencia al ser descubiertos. Así pues, ya de plano en cada oportunidad y como ejemplo ahí están el payaso Brozo y su patiño –o al revés da igual- Loret, de manera descarada se le van a la yugular presidencial y aunque no nuevo, ahora sí ni unos ni otros del lado de la refriega cotidiana, habrán ya de luchar contra de molinos de viento. Y eso está bien ¡requetebién!

Pero por otro lado y que resulta quizás de más importancia su definición, están los que diciéndose fieles a la causa transformadora y que muchos, habrá que decirlo fuerte para que se escuche lejos, de no ser el proyecto de transformación nada tuvieran o más bien, jamás en su vida –ni en sueños- hubieran logrado, de obtener un escaño en el Senado o una curul en la Cámara y ni que decir una gubernatura,  presidencia municipal o diputación local ¡no qué va! A ésos y ésas son a quienes el presidente igual llama a definirse, porque ahí sí no se vale estar con Dios y el diablo.

Porque el que a dos amos sirve con uno queda mal. Y si los hay igual, son igual una minoría incluso tan rapaz como la que hoy quiere recuperar el poder a toda costa y costo. Habrán qué entonces, empezando con  el buen desempeño considerando a toda la escala pública de la 4T, es decir desde los representantes populares en el Congreso federal, los gobiernos estales, presidentes municipales, diputados locales hasta del regidor cuarto suplente de Tzimol (chiste local), quienes deberán hacerse notar por su congruencia y apego a los principios y preceptos que emanan de la Cuarta Transformación. Así de claro.

Por supuesto que en esta reflexión autocrítica que deben hacerse en  momentos tan aciagos del país sobre todo los beneficiarios políticos de la 4T, ah y iniciando por los dirigentes del MORENA, será de empezar a dar muestras de no ser más de lo mismo empezando por terminar con las rencillas por el poder y dejar de comportarse como los partidos que dicen combatir.

Pero al mismo tiempo no seguir con el dispendio y depredación del presupuesto público sin oficio ni beneficio para millones de mexicanos  pobres. Que dejen de actuar como lo hicieron en anteriores partidos sobre todo el PRD al que  acabaron las tribus por la lucha intestina por el poder, el dinero y los privilegios.

Que frente a este diferendo entre grupos políticos encumbrados de Morena dejen ya de confrontarse públicamente convirtiéndose así (y sin duda que al presidente le debe estar doliendo en el alma) en los peores enemigos de la transformación y los mejores aliados por “indefinición”, de los reaccionarios a quienes juraron combatir.

Es tonto que piensen que el espectáculo brindado por la reyerta interna de poder,  no los exhiba y alimente, por infortunio, el optimismo de los opositores. Y en una de ésas los convencen, que recuperar el poder va a resultarles más fácil de lo que esperaban. ¡Claro cómo no!, ante acusaciones de corrupción y hasta señalamientos de posibles intrigas palaciegas, se dejan caer en cascada en un río revuelto de pirañas conservadores.

Y debo insistir, con respeto, que cuando el presidente López Obrador llama a definirse ¡por dios!, no se dirige a cualquiera que escribe notas o se cree “yutuber” en la red. Ni se apunten. Sí y es menester se aclare, cuando el llama a definirse no lo hace a los sectores progresistas, estudiantes universitarios e intelectuales de izquierda, mucho menos a los millones de pobres y desposeídos de este país y que ahora como nunca, están recibiendo parte lo que por derecho siempre les correspondió por parte de un gobierno honesto y humano al redistribuir el ingreso nacional con mayor equidad y justeza. Y no como fue en pasados sexenios neoliberales que unos cuantos se quedaban con la tajada del león.

¡Sí de ésos que hoy!, ufanos y cargados de razón, reclaman que el presidente deje de repartir a “la masa”, lo que por derecho divino les corresponde. Sí la masa llamada “pueblo” a la que con tanto desprecio los intelectuales orgánicos, periodistas fifís y su conclave de analistas le reclaman en televisión y en las redes sociales.

La masa, los nacos, los ignorantes el pueblo, como suelen  suelen referirse a los que apoyan al gobierno de la transformación. De esa manera y ni habría que mencionarlos, se descubren personajes puntas de lanza para atacar un día sí y el otro también la transformación, quienes se han erigido insisto y no de gratis, sino  una buena suma de constantes y sonantes “bitcoin” y de claro, el añorado regreso de sus privilegios de clase y poder. Hacerlo para rehacerse.

Y tenía toda la intención de mencionar algunos nombres de personajes que, al igual de los que están abiertamente contra la transformación lo que está  suficientemente claro quiénes son, dónde y cómo operan; en la otra pista, no está quedando tan evidente que digamos, que quienes debiendo estar a favor de la multicitada transformación, muestran dudas peor aún, las hacen públicas y por ello consideré, insisto en principio, ilustrarían aún mejor el tema sobre las definiciones.

Pero no lo haré y no porque prurito o interés personal de hacerlo o no, sino porque creo que es posible que por el bien de la propia transformación del país incluso de los mismos, puedan recapacitar pero que si deciden irse, lo hagan por la puerta del frente y no huyendo como viles traidores.

Finalmente cuando me referí a los actores y grupos afines al proyecto transformador, no mencioné a las y los funcionarios del ejecutivo federal ni de los estados de filiación morenista, porque debe entenderse por mínima congruencia, que estando bajo la facultad directa de su titular nombrar o remover a sus colaboradores tal y como lo está haciendo el presidente, en los estados y me quedo en Chiapas por obvias razones, el gobernador Rutilio Escandón Cadenas habrá de hacer lo propio, porque no será el presidente quien venga a resolver los problemas de gobierno y gobernabilidad estando en la esfera de su responsabilidad, enfrentarlos y resolverlos en tiempo y forma.

Y en ese sentido incluso empezar a definirse y bien haría el mandatario en tomar decisiones que urgieran, sobre todo cuando en algunas áreas de su gobierno tan vitales y señalo la de salud, quien está al frente ha dado repetidas muestras  de insuficiencias institucionales.

Porque y con esto concluyo, ya se han evidenciado varios casos  de intolerancia a la crítica de parte del funcionario encargado de salud estatal sobre todo durante las conferencias de prensa del avance de la pandemia. Pero aún más delicado considero, que toda esa carga emocional desatada por el funcionario con razón o sin razón, estalla directamente a las puertas de palacio y entonces el malestar y la crítica, ya no se queda en el funcionario sino que escala de manera aumentada y excesiva y hasta irrespetuosa, contra del mandatario.

Así los costos de la posible mala actuación de un colaborador, se convierte en arma de sus enemigos políticos en la lucha por el poder. No olvidemos que el 2021, ya quedó a la vuelta de la pandemia. Así pues; ¡no me ayudes compadre! reza dicho popular. En fin que el tema es; Tiempo de definiciones. ¡Me queda claro!

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