EDITORIAL

Los de arriba

En pocos días tanto el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, como la secretaría de gobernación, Olga Sánchez Cordero, fueron motivo de polémica y mucha tinta y referencias en los medios de comunicación, por actitudes si bien de óptica personal, también de acontecer político y social.

Sin embargo cómo deslizar la posición que ostentan, pues si creen ellos que se disocia de la reacción de sus subalternos en torno a lo que dicen, pues se equivocan, y ahí están las resonancias sobre temas como el de Baja California, el ejército y los periodistas, en los que no les ha ido nada bien.

Por un lado solo en México se justifica lo injustificable, y pues recordemos que Chapas fue uso de su leyes para que un gobernador fuera sustituto de sí mismo, como ahora en baja California, otro hace lo propio para prorrogarse tres años más por encima temporal de la elección constitucional.

Los golpes de estado ni mencionarlos porque el ejército es leal al pueblo y desde luego a su comandante supremo, de la misma manera en que los periodistas no son el mal, sino la referencia de éste cuando es la vía para publicar lo que hay, no lo que dicen desde el poder lo que debería de haber, y esto en torno a la constante retórica del presidente en torno al pasado saqueador cuando debe solucionar lo presente.

 

 

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