Sí que es complicado dejar de asumir una posición en torno al primer informe municipal de gobierno en la capital del estado, pues muy aparte de que los pendientes acumulados son enormes, hay prioridades sensibles en el ambiente urbano que debieron de empezar a solucionarse, y que el sentir social manifiesta crudamente.
El “no se ha hecho nada por Tuxtla” es una constante, reiterado por acciones que si bien pudieran estar dentro de la norma, dejan en mal al gobierno ante la opinión pública, que incluye hablar de seguridad cuando no se palpa, de respeto cuando hay una clara fricción con vendedores ambulantes ante el despojo de sus productos que la población ve como un robo.
Desde el municipio podrán decir lo que quieran, y desde luego como ayer argumentar y justificar decisiones y procedimientos, pero el sentir es otro.
Ese ya no es un problema solo social, sino también político, acuerpe quien acuerpe al alcalde Carlos Morales Vázquez, que como todo gobernante al que no le va bien en imagen, percibe la información como un ataque en su contra cuando, son sus propias decisiones las que determinarán la aceptación popular de su gobierno.