¿Es muy difícil reconocer acaso de que no hay una cultura ecológica en Tuxtla Gutiérrez.?
Esto porque una serie de denuncias en las redes sociales dan cuenta del cómo en diversas partes de la ciudad se tiran árboles para darle amplitud a la imagen de un negocio, o los podan en prevención de la caída de las hojas que luego tapan drenajes y ductos menores, algunos ya muy viejos en especial en la zonas aledaña al centro de la ciudad.
El problema radica siempre en que la autoridad no da una explicación; no es Tuxtla Gutiérrez una ciudad carente de árboles; es incluso más arbolada que otras del sureste, incluyendo Mérida: pero el punto es que por lo general los árboles viejos han sido víctimas del concreto que los rodeo; no es privativo de Tuxtla: en Ciudad de México está pasando lo mismo, al caer los pinos y ahuehuetes por la asfixia que le han provocado las banquetas.
Pueden ser muchos los motivos, pero lo cierto es que el ayuntamiento de la capital del estado, ante una creciente inconformidad por la tala de copas de árboles o el derrumbe de otros frente a negocios, no considera que sea necesario comunicarlo a la comunidad que representa, aun fuera evidentemente alto el índice de protestas.