SIN TANTO ROLLO

Sin tanto rollo

Eduardo González Silva

“No sé de qué me habla” (II)

La relación entre Estados Unidos y México, compleja en la historia rodeada por la ambición del expansionismo territorial y económico sajón, presenta obstáculos que hasta el momento los gobiernos de Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador, han evitado tratar de forma directa, pues no está programado un futuro encuentro entre ambos o por lo menos abrir un diálogo de alto nivel.

Después de la reunión en la casa del bautizado como “canciller alterno” Bernardo Gómez (alto ejecutivo de Televisa), con Jared Kushner yerno de Trump a la que asistió López Obrador, y convocado el titular de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard, apenas una hora antes, refiere que se han guardado las formas diplomáticas para mantener la comunicación lo más reservada posible.

México tiene pendiente la aprobación de una reforma laboral que casualmente, va contra los principios de la reforma que propusieron los expresidentes el panista Felipe Calderón y aprobada por el priista Peña Nieto, en el que se legalizaron las contrataciones outsourcing; el corporativismo para los sindicatos en México, la prohibición de la libertad sindical, entre otras medidas que impulsaron casualmente los dueños de los capitales de nuestro país.

Una reforma laboral engañosa, se dijo que de aprobar en automático y al siguiente día, se crearían un millón de empleos, lo que generó si en automático al día siguiente, fue el de un millón de despidos.

El que una nueva reforma laboral en México, se haya acordado en las negociaciones del tratado comercial de nueva generación el “T-Mec”, es tanque de oxígeno para López Obrador, ya que va a favor de sus principios que por años pregonó como líder opositor.

Desde siempre se opuso a las contrataciones outsourcing, contra el corporativismo y por la libertad de la organización sindical. Hoy para colmo del empresariado mexicano y los oligarcas, saben que de no haber reformas en la materia, contrario a lo que ellos por años propusieron para su beneficio, no habrá T-Mec.

El aumento a los salarios mínimos fue exigencia del acuerdo comercial negociado en 2018, por ello su aplicación en México, a partir del primero de enero. Y el compromiso de la reforma laboral se asentó que entrará en vigor también en enero pasado, lo cual no se ha cumplido.

Situación que está por salvar en las próximas horas por la aprobación del Congreso mexicano de la reforma laboral, el gobierno del político tabasqueño.

De lo que no están muy convencidos los estadunidenses es de su estricta aplicación, como es el caso de la desaparición de las juntas locales de conciliación y arbitraje, sustituidas por tribunales laborales, ante los privilegios que han otorgado a los sindicatos blancos, y a la falta de transparencia en la firma de los contratos colectivos de trabajo.

Otro punto a resolver, es el de las incesantes caravanas de migrantes, y encontrar mecanismos para detenerlas y no avancen hasta la frontera con la Unión Americana. Trump ha dado un año de plazo para contener esa migración hacia el sur de su país.

De lo contrario por estas fechas, en el 2020 hará efectivo el cierre fronterizo, y la aplicación de un arancel por 5,000 millones de dólares a las exportaciones mexicanas automotrices, toda vez que su exigencia va acompañada de algo aún más complejo, poner fin al narcotráfico y al lavado de dinero.

Levantar un muro “así de bonito y de grande”, es el mayor sueño por hacer realidad para Trump, que sin duda será la principal oferta que hará al electorado y propuesta con la que tendrá asegurada su próxima reelección.

Y falta la cereza en el pastel, el caso Venezuela. Lo que haga o diga la administración del presidente López Obrador al respecto será tomada en cuenta en los tuits de Trump. En tanto que millones de estadunidenses al igual que el célebre Tom Brady (con sus ovoides desinflados), no sepan nada cuando se les pregunte algo relacionado con México.

Mientras, la influencia de México ya se hizo sentir recientemente, cuando por intermediación diplomática fue liberado por Nicolás Maduro, el periodista mexicano Jorge Ramos, de la cadena estadunidense Univisión, detenido en aquél país meses atrás, luego de una entrevista incómoda al aprendiz de dictador.

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