Dos cosas crecen en torno a los ex gobernadores perseguidos por la justicia, mientras otros dos están en veremos como son los cados de Egidio Torre de Tamaulipas y Rodrigo Medina de la Cruz, de Nuevo León, habiendo ya uno en proceso desde el inicio del sexenio: Andrés Granier Melo de Tabasco.
La primera es la cuestión del fuero constitucional de que gozan, lo que impide que la justicia actúe salvo pida licencia o de plano termine su periodo; fue obvio que en caso de Duarte con un congreso a su favor, era difícil que éste limitara su periodo, pues no existe esa condición en la legislación veracruzana ni de ninguna otra entidad.
La otra cuestión es en torno al uso discrecional del recurso sin control alguno por parte de los gobernadores, lo que hace endeble la transparencia del uso de los recursos de la entidad a gusto y designio de un gobernante aun esté mal fundamentada la intención de inversión, o de plano lo use para fines personales.
Finalmente, no se espera que las cuestiones expuestas maduren: tanto fuero como discrecionalidad seguirán vigentes aun éstos ejemplos de los prófugos de la justicia.