Pie de Foto/El obispo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, Rodrigo Aguilar Martínez. Foto Elio Enríquez / Archivo
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Violencia lleva al despojo de recursos naturales: obispo Rodrigo Aguilar

Elio Henríquez/La Jornada/San Cristóbal de Las Casas, Chis. —Los escenarios de violencia como los que prevalecen en algunas regiones de Chiapas favorecen la entrada de empresas trasnacionales para la imposición de megaproyectos y el despojo de recursos naturales de los pueblos originarios, afirmó el obispo de la diócesis de San Cristóbal, Rodrigo Aguilar Martínez.

“Lo que se ve en una forma muy notable en la Amazonía también se está dando en Chiapas; por ejemplo, en la minería y el uso de las aguas de las presas y lagunas; es una realidad muy fuerte que es necesario atender”, agregó.

En entrevista dijo que “la riqueza de Chiapas no ha producido los efectos de que desaparezca la pobreza degradante de los individuos, familias y comunidades porque queda en algunos sectores nada más”.

Manifestó que a diferencia de años anteriores en que, “según he escuchado sin que me conste directamente, había control de un grupo (del narcotráfico) y ahora hay un forcejeo entre dos o más grupos para ver quién tiene el control del territorio”.

El territorio de Chiapas, abundó, “es clave, pues hay mucha riqueza natural, aguas, bosques, minerales y también el ser un estado fronterizo significa que por aquí pasan muchos migrantes que pretenden llegar a Estados Unidos atravesando todo el territorio nacional”.

En su opinión, la violencia que prevalece en algunas regiones, obedece a que “han ido cambiando los criterios de valor. Antes se hablaba de la verdad, el bien y la justicia, por ejemplo, y ahora se habla de mi verdad, mi bien, mi justicia y cuando entran esos particularismos se dificulta la armonía en la sociedad, además de que también se ha diluido el sentido de trascendencia centrada en Dios. Ya es lo que el ser humano decida, quiera y pueda. Entonces, todo eso está repercutiendo en la relación humana cuando ya va a habiendo prepotencia y búsqueda de resolverla según los propios criterios”.

O—¿Ha fallado la estrategia de seguridad del gobierno federal, monseñor? –se le preguntó.

—Entraríamos en aspectos concretos de lo que le corresponde al poder ejecutivo, legislativo o judicial, a nivel federal, estatal y municipal. Ya entran muchos factores y personas. En parte puede deberse a eso, compromisos que se hayan contraído desde los momentos de las campañas electorales y que ya luego tienen que asumirse en el ejercicio de la función pública.

Advirtió que conforme se acerquen las campañas políticas de 2024, “se puede recrudecer la violencia”, por lo que “es importante revisar nuestra mente y corazón, cómo resuena todo esto en mi actuación concreta y entonces que no nos derrumbemos y que si exigimos el ejercicio de la autoridad para la seguridad y la paz nos comprometamos nosotros también”.

Aguilar Martínez hizo un llamado a las autoridades de los tres niveles de gobierno para que “busquen el bien común para todos, especialmente los más necesitados, no sólo para los que votaron por ellos, sino que lleguen especialmente a los que más lo necesitan, los integren al desarrollo social y que los ciudadanos nos comprometamos a colaborar”.

Comentó que las mayores expresiones de violencia se localizan los municipios de Frontera Comalapa y Chicomuselo, pero también en Pantelhó, Trinitaria y la selva. “Son diversos lugares con, a veces, diverso tipo de problemas. Eso en cuanto al territorio de la diócesis. Están también los problemas de robos y quema de autos. A veces en algunos lugares estos problemas han disminuido, por ejemplo, antes no se podía recorrer alunas carreteras ya en la noche y ahora ya está habiendo más seguridad, ya no he tenido noticias de que siga habiendo robos en carreteras cercanas a San Cristóbal; por un lado, hay más control en algunos aspectos, pero por otro crece la violencia en otros aspectos”.

El obispo señaló que la diócesis de San Cristóbal, que abarca la mitad del territorio de Chiapas, trabaja por la paz, la unidad y la comunión, aunque “puede ser que no se note demasiado, aparentemente porque yo diría que un árbol que cae es más estruendoso que uno que va creciendo. Los trabajos por la paz, la unidad no se nota demasiado, pero son constantes en las familias, en los pueblos, en las parroquias”.

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