Foto: Cortesía Teatro Helénico.
ARTE Y CULTURA

Espejo y refugio de la guerra; llevan a escena ‘Madre coraje y sus hijos’

. Con la obra, Luis de Tavira aborda temas como la frontera, la migración y el negocio de la guerra

Ciudad de México – “Bertolt Brecht (1898-1956) pertenece a un momento de renovación del teatro. Su aliento transformó las convenciones teatrales y fue el primer dramaturgo que asumió nuevas posibilidades en la escena, tras la aparición del cine y la televisión”, dice a Excélsior Luis de Tavira, quien llevará a escena Madre coraje y sus hijos, del dramaturgo y poeta alemán.

La pieza, que será estrenada el 9 de abril en el Teatro Helénico, celebra 20 años de trayectoria escénica de la compañía Telón de Arena, con una exploración que combina el conflicto de la frontera, la batalla de Baviera, la migración, el narcotráfico y el negocio de la guerra.

El de Brecht, abunda De Tavira, “es un teatro postcinematográfico que, en su poderosa capacidad de escenificar, echa mano de los recursos del cine, de las disolvencias y las secuencias resueltas en la edición.

Es un teatro hecho a partir de la fragmentación y de la épica –como lo hacía Shakespeare–, superando la unidad espacio-temporal en escena”, abunda.

Para el también ensayista y dramaturgo, escenificar es crear un mundo. Sin embargo, en el caso de Brecht, elabora una serie de interrupciones, a veces violentas, para entrar en otra secuencia, lo que se conoce como rompimiento o distanciamiento brechtiano.

En alemán se expresa como Verfremdungseffekt y, en esencia, evita la ilusión catártica para que el espectador no se sumerja en un mundo ilusorio. 

Sabemos que el teatro es un espejo que nos quiere mostrar lo que nos sucede”, apunta De Tavira, “pero siento que Brecht pertenece a esa forma escénica que va más allá del mero realismo”.

Y añade: “El teatro de Brecht no sólo proyecta una realidad que cuestiona, también expone que ésta puede cambiar y pudo haberse evitado.

Así que, al reconocer esa ley de cambio, recuperamos la esperanza y entonces, por más atroz que resulte la representación de la barbarie o de lo inhumano, nos muestra lo que pudo haberse evitado, y que eso depende de nosotros”, explica.

¿Cómo definiría a Madre coraje y sus hijos?, se le cuestiona a De Tavira.

Es una obra escrita en la crisis de dos atroces guerras mundiales, más cerca de la segunda, como ese gran fracaso del proyecto civilizatorio que concluirá en otra forma de conflicto llamado, de forma eufemística, Guerra Fría”, explica.

Sin embargo, la reflexión de Bertolt Brecht es la de una persona que ha vivido en el escenario de ambas guerras, en el frente de la primera y como exiliado o perseguido durante la segunda”, detalla.

Para esta adaptación, explica el también ensayista y director teatral, fue invitado por Telón de Arena, compañía nacida en Ciudad Juárez.

Así que en esta adaptación pensé en la reflexión de la guerra contra el narcotráfico, como ese lugar continuo y atroz que, ingenua y demagógicamente, nos han dicho que ha terminado, en el que se ha declarado la paz y donde no ha funcionado la estrategia de los abrazos, sino que sucede de una manera aún más perversa”, explica.

Lo que De Tavira encuentra es lo que todos observan: la normalización de la guerra y para eso sirve

Brecht, al mostrar una narrativa que desnuda y desfigura la realidad.

Los mexicanos estamos secuestrados por la barbarie y lo peor es que se ha normalizado a la guerra y lo que observamos es que ésta se impone como un nuevo orden, mientras nos esconde su verdadera causa: el negocio. Así que nos referimos a la guerra de Ucrania, pero también en México”.

¿Cuál es la apuesta en este montaje? “Quisimos hablar de la guerra en la frontera, de los migrantes, del narco, de la militarización y del negocio. Digamos que, al final, el público reconocerá su propia guerra y su sufrimiento.

Aquí la historia es traída a juicio y es sentada en el banquillo de los acusados para ser juzgada por las víctimas. No hay justificación alguna de ninguna guerra. Es el gran negocio de muchos intereses disfrazados de distintas banderas. De eso se trata de esta versión”, asevera.

Por último, detalla que la puesta en escena recibió el apoyo de la Beca de Arte de la Fundación BBVA México.

 TEATRO, REFUGIO E ILUSIÓN

Mientras Luis de Tavira iniciaba el montaje de Madre coraje y sus hijos, comenzó la guerra en Ucrania y todo cambió.

Volvió a surgir la guerra y sentí que el teatro cobraba otra dimensión”, en particular cuando vio la fotografía aérea de un teatro en Mariúpol, que tenía escrito la palabra ‘niños’.

Esa ha sido una de las imágenes más horribles y sacudidoras de conciencia que me impactó y, al mismo tiempo, me pareció un símbolo, porque el teatro, hoy, se convierte en un refugio.

El teatro fue atacado, pero, una vez que los bomberos sofocaron los incendios, descubrieron a un buen número de niños en los pasadizos del teatro.

A mí esto me resignifica lo que es hacer teatro, que hoy es un refugio de la esperanza de la reunión y de la armonía. Digamos que ese teatro ucraniano se declara pacifista, frente a esto que sucede”, concluye el director teatral que ha llevado a escena poco más de 50 montajes en México y el extranjero. (Juan Carlos Talavera/Excélsior)

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