CIENCIA Y TECNOLOGIA

Los océanos de la Tierra pudieron haberse originado gracias al viento solar

La hipótesis surge como resultado del análisis de la muestra del asteroide Itokawa traída de vuelta a la Tierra durante la misión Hayabusa.

La Tierra tiene una enorme cantidad de agua, pero ni siquiera es el objeto del Sistema Solar más rico en agua (ese honor pertenece a Titán, la luna de Saturno). Hasta la Luna es más rica en agua de lo que creíamos. La cuestión es ¿Cómo ha acabado toda esa agua en el sistema Solar?. El análisis de las muestras del asteroide traídas por la sonda Hayabusa ofrece una interesante explicación.

La misión Hayabusa, desarrollada de forma conjunta entre la NASA y la Agencia Espacial Japonesa no solo fue la primera en aterrizar sobre un asteroide. También fue la primera en traer de vuelta a la Tierra muestras de ese asteroide (25143 Itokawa) de vuelta a nuestro planeta. Esas muestras llegaron en 2016, y desde entonces han sido objetos de diferentes estudios. El último de esos estudios acaba de publicarse en Nature Astronomy, y tiene que ver con el agua.

Lo que los autores del estudio han descubierto es que el polvo y rocas que componen el asteroide 25143 Itokawa son mucho más ricos en agua de lo que se pensaba. Estrapolando lo que sabemos de la muestra, los investigadores estiman que en cada metro cúbico de regolito y rocas que componen el asteroide haya nada menos que 20 litros de agua.

No solo eso, el análisis químico de ese agua es consistente con una idea que ya barajábamos al estudiar el regolito lunar, que el origen de ese agua no es otro que el Sol, o más concretamente, el viento solar. La hipótesis es que los protones del viento solar bombardean objetos sin atmósfera como la Luna y los asteroides, interactuando con las moléculas de silicatos presentes en el regolito y formando agua. Después, ese agua termina por caer sobre diferentes planetas.

De hecho, la formación de ese agua mediante bombardeo de radiación solar implica que los objetos más pequeños como el polvo son los que más agua acumulan en función de su volumen. Cada año se estima que caen sobre la tierra 30.000 toneladas de polvo espacial. No es mucho, pero si extendemos ese bombardeo durante miles de millones de años es muy posible que el agua de ese polvo y pequeñas rocas acabe formando enormes océanos. Los mismos océanos de los que disfrutamos aquí en la Tierra. Hasta la composición isotópica del agua terrestre (más ligera que la de los minerales que componen nuestro planeta) encaja con esa idea. Al final, todo está hecho de estrellas directa o indirectamente. Hasta el mar.

[Nature Astronomy vía Ars Technica]

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