ARTE Y CULTURA,  PORTADA

El origen de los Reyes Magos.

 

El Día de Reyes, festividad que se celebra el 6 de enero, nos  recuerda la adoración de la que fue objeto el niño Jesús por parte de los 3 reyes magos,  reconociéndolo de esa forma a Jesucristo como el  rey salvador de la humanidad.

Hoy en día esta celebración es esperada por chicos y grandes, con la emoción  de la mágica noche  del cinco de enero para amanecer el día seis con los presentes, pero pocos saben cual es el origen de esta maravillosa tradición que ha perdurado hasta nuestros días y que cada año llega cargada de regalos y de ilusiones.

¿De dónde viene esta tradición?

Los Evangelios sólo hablan de “magos”, en ninguna parte se indican sus nombres, ni que fuesen reyes, ni que fueran tres (número que posiblemente se deba a la cantidad de obsequios ofrecidos). Estas creencias fueron agregadas varios siglos después y se han mantenido en la tradición popular.

Según la creencia, estos magos eran representantes de religiones paganas de pueblos vecinos, que los Evangelios ven como las primicias de las naciones que aceptaron la religión católica. En México existe la tradición de representar a los reyes trayendo los regalos que los niños les han pedido en sus cartas durante la noche anterior.

La figura católica de los Reyes Magos tiene su origen en los relatos del nacimiento de Jesús, algunos fueron integrados de los evangelios canónicos que hoy conforman el Nuevo testamento de la Biblia. Concretamente el Evangelio de Mateo es la única fuente bíblica que menciona a unos magos quienes, tras seguir la estrella de Belén, buscan al “Rey de los judíos” que ha nacido en Jerusalén.

Según interpretaciones posteriores, los Magos fueron considerados originarios de Europa, Asia, y de África respectivamente. Sin embargo, el último libro escrito por el papa Benedicto XVI sobre Jesús de Nazaret, “La infancia de Jesús”, destaca que los Reyes Magos probablemente no venían de Oriente, como se ha creído tradicionalmente, sino de Tartessos, una zona que los historiadores ubican entre Huelva, Cádiz y Sevilla.

La tradición más difundida cuenta que los reyes llegaron de Oriente. Allí buscaron al Niño Jesús recién nacido y lo adoraron, ofreciéndole oro (representando su naturaleza real, como presente conferido a los reyes), incienso (que representa su naturaleza divina, empleado en el culto en los altares de Dios) y mirra (un compuesto embalsamador para los muertos, representando el sufrimiento y muerte futura de Jesús).


Antes de llegar, encontraron al rey Herodes el Grande en la ciudad de Jerusalén, quien astutamente les conminó a que, de regreso, hablaran con él para darle noticias del sitio exacto donde se encontraba dicho niño y, así, poder ir él también a adorarle. (En realidad, lo que quería era darle muerte, por eso ordenó la matanza de los inocentes, fecha que se recuerda cada 28 de diciembre).

La historia sigue contando cómo un ángel se apareció a los magos y les advirtió del peligro que corría Jesús si es que ellos obedecían el deseo de Herodes. Así entonces, no volvieron por el mismo sitio. Parece ser que, sólo por el hecho de que el relato evangélico indicara que trajeron tres dones (oro, incienso y mirra), se dio por sentado que eran tres los personajes que los traían. Aunque también en algún momento las distintas tradiciones han señalado que eran cuatro, siete y hasta doce.

Si bien la Biblia explica que fueron tres los regalos otorgados por los magos al Niño Jesús, fue el Papa León I el Magno quien estableció oficialmente su número en 3 para toda la cristiandad. A mediados del siglo VI, en Rávena (Italia) se les asignaron los nombres de”Melchor”, “Gaspar” y “Baltasar”, que supuestamente equivalen en griego a “Appellicon”, “Amerín” y “Damascón” y en hebreo a “Magalath”, “Serakin” y “Galgalath”. Según una leyenda, sus restos se encuentran en la Catedral de Colonia, Alemania, donde se encuentra el llamado Relicario de los Tres Reyes Magos.

Para acabar el día más maravilloso del año no puede faltar el dulce por excelencia: el “Roscón” o “Tortell” de Reyes, que en México es la tradicional rosca que consiste en un bollo en forma de rosca adornado con fruta escarchada, y aunque el original se prepara con mazapán, en la actualidad puede rellenarse de crema, nata e incluso de chocolate. Sobre el roscón, se dispone una corona de rey mago que coronará al afortunado que encuentre la figurita escondida en su interior. Por contra, a quién descubra el haba, niño o figura,  no le quedará más remedio que pagar el precio del dulce o en este caso la botana, para la próxima celebración. 

 

Por: Jaqui Velázquez y Jessi Ramírez

 

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