Se llevó a cabo el conversatorio denominado ‘Tras los pasos de Andrés Aubry’, a 12 años de su muerte. Foto/Elio Henríquez
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Recuerdan en Chiapas el trabajo del historiador Andrés Aubry

Elio Henríquez/La Jornada.- Durante el conversatorio denominado Tras los pasos de Andrés Aubry, y a propósito del aniversario número 12 de su fallecimiento, se destacó el trabajo realizado por el sociólogo e historiador de origen francés durante más de tres décadas en Chiapas, al lado de las comunidades indígenas.

“Andrés Aubry llegó a Chiapas en 1973, en el contexto de la preparación del Congreso Indígena de 1974 y desde entonces se involucró” con las comunidades, dijo Jorge Santiago, fundador de la agrupación llamada Desarrollo Económico Social de los Mexicanos Indígenas (DESMI), con sede en San Cristóbal.

Señaló que el ex sacerdote, que después sería asesor del entonces obispo de San Cristóbal, Samuel Ruiz García, llegó de Colombia, donde había estado involucrado en cuestiones eclesiásticas, participando en trabajos de la pastoral y el proceso de evangelización.

Manifestó que al llegar a Chiapas, Aubry, quien falleció en septiembre de 2007 en un accidente carretero entre Tuxtla Gutiérrez y San Cristóbal, “construyó una visión de larga travesía, pues no vino por un momento; construyó primero la nave para surcar los mares y esta nave fue el Instituto de Asesoría Antropológica para la Región Maya (Inaremac), que le permitió tener una visión global”.

Sostuvo que “el encuentro con don Samuel fue importante”, ya que lo invitó a dirigir el Archivo Histórico Diocesano, junto con su esposa, Angélica Inda.

“En 1984 ya estaba haciendo una propuesta para entender la historia desde los pueblos y decía que no era lo mismo ir a la escuela que a la milpa. Decía que había que ir a encontrar a los actores que son los constructores de la historia, no los libros de la historia”, afirmó.

Gonzalo Ituarte, vicario de justicia y paz de la diócesis de San Cristóbal, destacó la importancia de su participación en los diálogos de San Andrés entre el gobierno federal y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1995-1996.

En los momentos fuertes de las conversaciones, su palabra, su aporte y su consulta fueron importantes, agregó, al tiempo de señalar que “su visión de conjunto de las condiciones históricas de los actores alimentaba, inspiraba y reorientaba; nos corregía y por eso logró la profundidad que alcanzó”.

Expresó que “su relación con las comunidades profundas desde la selva hasta las élites intelectuales lo alimentaron y fortalecían, lo que le dio una sensibilidad para contar la historia y luchar al lado de sus amigos y amigas”.

Durante el conversatorio que se realizó la noche del lunes en esta ciudad, bajo la moderación de Ernesto Ledesma y ante cerca de cien personas, el indígena tzeltal Xuno López, uno de sus discípulos, aseguró que Aubry “es alguien que camina entre las personas que conformamos este mundo, alguien con chulel (alma) del pueblo”.

Sostuvo que el exsacerdote, autor del libro Chiapas a contrapelo: una agenda de trabajo para su historia en perspectiva sistémica, entre otras obras, “decidió caminar en los márgenes estelares acompañando a un sector de los ‘pueblos marginados’ y al mismo tiempo el foco de interés de ciertos sectores de la sociedad”.

Agregó que “Para poder medio comprender, mirar y reconocer los pasos de Andrés Aubry hay que mirar atrás. Podríamos volver al Vaticano, al Congreso Indígena de 1974, su relación con Samuel Ruiz y su caminar con un pueblo”.

En la exposición también participó la activista Ana Valadez, quien mantuvo una relación cercana con él y su esposa.

 

 

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