Johana Fragoso (izquierda) escucha indicaciones de Kenya Márquez en el set de ‘Asfixia’. Foto cortesía de la producción
ESPECTACULOS

‘Asfixia’ ahonda en la marginación que marca a madres excarceladas

Este fin de semana llega a la cartelera comercial la película Asfixia, dirigida por la jalisciense Kenya Márquez, quien dice de su obra: “Confirma mi interés narrativo y formal en el tema de la falta de resignación ante la pérdida, pero al mismo tiempo me llevó a hacer consciente una preocupación permanente respecto de los problemas de discriminación y marginación generados por los prejuicios hacia las apariencias, generalmente físicas, que la sociedad tolera, en el mejor de los casos, pero que generalmente señala como ilegítimas.

“Con Asfixia, me interesa explorar una situación recurrente en México, donde existe un sinnúmero de presos que son inocentes y purgan condena en los reclusorios tras procesos irregulares o mal hechos.”

Asfixia se inicia cuando Alma sale de la cárcel, donde, además de purgar una injusta condena, aprendió a cuidar enfermos. Con su libertad, Alma se propone recuperar todo lo que perdió. En ese proceso busca la ayuda de Concepción, empleada de la farmacia donde ella misma trabajaba cuando fue arrestada.

En la farmacia, Alma conoce de forma casual a Clemente, hipocondriaco que vive alejado de sus familiares, cansados de lidiar con sus fastidiosos trastornos obsesivos compulsivos.

Sin posibilidades de conseguir un trabajo debido a su apariencia que genera rechazo y desprecio de la sociedad, y con la imperiosa necesidad de conseguir un dinero que podría ayudarla a rescatar todo lo perdido, Alma decide aceptar un trabajo que parece riesgoso, pero al menos la paga no es mala, y consiste en velar durante las noches por la salud de Clemente. Al tiempo que se acostumbra a su singular empleo y forja con Clemente una relación entrañable. (La Jornada)

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