OPINIONES

SUMIDERO

La traición de Velasco

ÉDGAR HERNÁNDEZ RAMÍREZ

Doce días faltan para que Manuel Velasco Coello concluya su mandato como gobernador. Doce largos días para que se vaya uno de los peores gobernantes de Chiapas. No tendrá siquiera el derecho de que la historia lo juzgue, porque el veredicto de los chiapanecos ya está emitido.El juicio popular no sólo está evidenciado en las protestas de desplazados, normalistas y trabajadores de la salud que se manifestaron en contra el día de su VI Informe de Gobierno y fueron reprimidas por las fuerzas policiacas; tampoco se sustenta solamente en el burdo manipuleo de la Constitución para renunciar al cargo, convertirse en senador y luego retornar como gobernador sustituto para saciar sus delirios de poder.
No, el repudio se lo ha ganado a pulso durante seis años de una desastrosa administración que tiene sumida a la entidad en la debacle económica, la ineficacia política y la crispación social. Velasco no pudo haber cosechado otra cosa más que el desprecio por no investigar la corrupción del gobierno de Juan Sabines Guerrero; por derrochar el dinero de un estado pobre en su iluso afán de ser presidente de la República promocionando su imagen en todo el país; por hacer del cargo público un espacio para exhibir su desmesurada frivolidad; por abandonar sus responsabilidades políticas en un estado donde urgía un gobernante comprometido y capaz; por ceder facultades del Ejecutivo a su madre; por intentar avasallar las diferencias y pretender uniformar la diversidad; por usar el gobierno para fortalecer un proyecto político personal y de grupo.
Si Velasco se va vilipendiado por los chiapanecos es por los muchos agravios cometidos; por lucrar con la pobreza y la ignorancia; por disfrazar la política social con programas clientelares; por violentar el principio democrático de la paridad de género y promover el fraude del voto en el extranjero; por usurpar candidaturas indígenas a favor de sus colaboradores; por poner en riesgo las elecciones al desestabilizar el proceso por pugnas de poder y por regatearle recursos a partidos y autoridades electorales.
Pero, sobre todo, Manuel Velasco es objeto de generalizada repulsa por pervertir las instituciones; por hacer de la corrupción un sistema para depredar los recursos públicos con total impunidad en detrimento de un estado que sigue siendo el campeón de la pobreza y la desigualdad. La obra pública, la educación, el sector Salud, el campo, el transporte, el turismo, los servicios, los programas sociales y el enriquecimiento de los funcionarios, son muestra de la voraz depredación del erario.
Las deudas a los maestros interinos, a los docentes de Telebachillerato, a los trabajadores de la salud, a los empresarios, a los transportistas, a los medios de comunicación, a la misma burocracia estatal, son secuelas de la rapacidad gubernamental cometida contra el presupuesto.
Manuel Velasco Coello traicionó al pueblo y la memoria de su abuelo de quien tanto se ufana. Traicionó la confianza de millones de chiapanecos depositada en las urnas el 1 de julio de hace seis años, quienes esperaban algo mejor que la deplorable administración gubernamental del sabinato. Lo justo, lo sano, sería que él y sus funcionarios fueran investigados por corrupción y conocer la verdad sobre el destino de miles de millones de pesos que la propia Auditoría Superior de la Federación recurrentemente ha puesto bajo cuestionamiento. Sin embargo, es poco probable que lo veamos sentado en el banquillo de los acusados, porque ha sabido sobrevivir políticamente operando en las zonas opacas de la transición federal.
Será tarea de la sociedad civil chiapaneca hacer una acusación formal y tratar de llevarlo a los tribunales. Mientras tanto, el juicio popular se sigue fortaleciendo y hoy habrá una muestra más de repudio generalizado a la desastrosa administración del gobernador que traicionó a los chiapanecos.

Print Friendly, PDF & Email

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *