OPINIONES

Diciembre nostálgico y reflexivo

Otra vez diciembre, mes que nos invita a reflexionar sobre las acciones, los pensamientos, las emociones, las metas realizadas y las rezagadas, lo aprendido y a veces lo desaprendido. Buena opción es realizar un recuento, una recapitulación de lo que hicimos o dejamos de hacer.
El frío de invierno nos obliga a cobijarnos más en el hogar o en reuniones familiares y con amigos en un café para intercambiar puntos de vista, contar anécdotas o chistes, reír en compañía y compartir experiencias.
En enero todo es nuevo. Planeamos muchos objetivos, que llevar una dieta correcta, que hacer ejercicio, que levantarse más temprano, que leer un libro a la semana, que dejar hábitos dañinos y relaciones tóxicas, en fin, tantos como podamos enumerar y empezamos con ánimo cumpliendo uno que otro.
En febrero pensamos que ya se nos fue un mes y muchas de nuestras metas están sólo habladas o escritas en un papel o en nuestra cabeza y como que activamos otras.
Marzo, primer trimestre del año. Se nos han escapado de hacer muchas cosas ya sea por indolencia, por exceso de trabajo o porque realmente no eran tan importantes para nosotros.
Llega Semana Santa y no hay mucho qué hacer según la mayoría, pero es cuando más tiempo se tiene para continuar con algunas metas, pero, total, son vacaciones, hay que echar la flojera y descansar de lo rutinario ya en la segunda quincena del mes se retomará lo empezado.
Ups! Mayo. Si la mamá está lejos, tal vez pensamos en preparar maletas e ir a visitarla, sino, en escribirle una carta para que se dé cuenta de cuánto la queremos y buscamos el regalo ideal, si ya no está en esta dimensión, le agradecemos de alguna manera todo el amor que nos dio. En nuestros propósitos de año nuevo también incluía demostrar amor a nuestros seres queridos y continuaremos haciendo lo que podamos con respecto a las otras metas.
Ya a mitad de año, ¿cuáles fueron los propósitos? Por lo pronto seguir trabajando. Hacer nuestra rutina y de vez en cuando una salida y la diversión y empezar a planear las vacaciones de verano.
En julio, qué rico calorcito de verano, niños casi salen de la escuela y toda la familia a reorganizarse en horarios despertares y horas de ir a la cama, porque hay más tiempo para la fiesta y más si se va a otra ciudad o país a veranear.
Agosto, agosto, vacaciones en casi todo el mundo, ya se olvidaron por completo nuestros propósitos de enero, quedó tan lejano que lo que se hizo se hizo y lo que no queda pendiente.
Fiestas patrias todo septiembre. Octubre, mes como neutro de transición como que todavía estamos en el año presente pero como que ya empezamos a pensar en el que viene, pero más bien tranquilo.
Noviembre, el penúltimo mes del año, comienzan los adornos y anuncios navideños de compras y más compras. El buen fin, el remate.
Ahora sí, el nostálgico diciembre con su espíritu navideño, las culpas y las disculpas. Los festejos con amigos para culminar con la cena familiar del 24, no sin antes entregarnos al frenesí de la selección de regalos y de la espera de familiares que viven lejos, con la esperanza del reencuentro. Que no haya un lugar vacío en esa cena tan especial.
Planes y más planes que quedan en el olvido. Las circunstancias cambian en el transcurso de un año. El ser humano también aunque no lo notemos, porque puede ser tan sutil como intenso. Algunas veces para bien, otras no tanto.
La vida, el tiempo, pasa a tal velocidad que casi ni notamos su presencia, su esencia hasta que pasó y a hacer nuevos planes que la vida no se detiene.
El 2018, parafraseando a Scarlett O’hara en lo que El Viento se llevó, será otro año que lo viviremos según nuestras expectativas, esperanzas, actitudes y circunstancias y a comenzar de nuevo.

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