INTERNACIONAL

Desmantelar el legado de Obama, prioridad de Trump

Nueva York l Donald Trump entró por primera vez como presidente electo a la Casa Blanca para reunirse con el presidente Barack Obama, mientras impulsaba planes para desmantelar el legado de su anfitrión e indicaba que entre sus prioridades inmediatas al asumir el máximo puesto del país estaba la “seguridad fronteriza”.
Después de meses de denunciarse mutuamente, Obama afirmó que el magnate era “un hombre especialmente descalificado” para asumir la presidencia, y que el candidato republicano afirmara que “Obama es el peor presidente jamás” y “un incompetente”, además de promover la idea durante años de que no era estadunidense, ambos posaron para la foto obligatoria mientras intercambiaban palabras cordiales.
Obama afirmó que fue una conversación “excelente” después de la sesión privada de 90 minutos entre los dos en la Casa Blanca. Subrayó que “vamos querer hacer todo lo que podemos para ayudarlo a tener éxito, porque si usted tiene éxito, el país tendrá éxito”.
El próximo ocupante dijo que “fue un gran honor estar con usted”, y comentó a los medios que Obama “era un buen hombre”, y que espera trabajar con él y solicitar su consejo.
Trump, en las tomas ante las cámaras, estaba sentado en la Oficina Oval con el presidente y justo detrás estaba un busto del reverendo Martin Luther King, Jr. (algunos comentaron sobre ello, ya que grupos supremacistas blancos han festejado su elección).
A la próxima primera dama Melania Trump -solo la segunda en la historia del país en haber nacido en el extranjero- le fue mostrada su próxima casa por Michelle Obama -la mujer de la cual robó parte de su discurso ante la Convención Republicana.
Poco después, Trump fue al Congreso para reunirse con el líder del Senado Mitch McConnell y el presidente de la cámara Paul Ryan, ambos hombres que habían criticado al candidato durante su campaña e indicado que no compartían algunas de sus opiniones y condenando su comportamiento personal con mujeres. Pero hoy todo parecía como si nadie hubiera insultado al otro entre este trío que controlará el monopolio republicano de dos -y próximamente tres- ramas del gobierno federal.
Al concluir sus reuniones en el Congreso, Trump anunció en un comentario breve con medios que sus tres prioridades inmediatas como presidente son la seguridad fronteriza, la economía y la reforma de salud (o sea, anular la de Obama). “Muchas prioridades realmente grandes. La gente estará muy, muy feliz”.
Agregó: “estamos muy enfocados en la inmigración, vamos a ver lo de las fronteras… a lo de salud y a empleos”.
McConnell y Ryan expresaron entusiasmo en proceder rápidamente con esfuerzos para anular la reforma de salud y regulaciones sobre el sector privado, entre otras iniciativas favoritas de los republicanos que ahora podrán promover en conjunto con Trump en la Casa Blanca.
Aunque Trump no empleó la palabra “muro” al referirse a la seguridad fronteriza, un integrante de su equipo de transición sobre el tema migratorio, Kris Kobach, secretario de Estado de Kansas, afirmó a una estación de televisión ahí que “no hay duda de que el muro será construido, la única pregunta es qué tan rápido se hará y quién paga”, reportó el Washington Post.
El equipo de transición prepara el escenario para que desde el primer día de la nueva presidencia, se vea que Trump llegó para cambiar Washington, y hay indicaciones de que el tema de migración estará entre los primeros sobre los cuales desea actuar.
Entre otras expectativas por sus posiciones como candidato incluyen su promesa de renegociar o abandonar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, cancelar el acuerdo nuclear con Irán e impulsar medidas para vigilar cómo frenar el ingreso de musulmanes a este país.
La lista de otras iniciativas impulsadas bajo Obama que ahora estarán en riesgo si es que Trump procede con sus promesas, incluyen la posibilidad de “cancelar” el recién firmado acuerdo de París sobre cambio climático (está ratificado solo por orden ejecutiva) y suspender prohibiciones y regulaciones al sector energético.
Más aún, podría frenar la normalización de relaciones con Cuba, ampliar la base de Guantánamo. A la vez, Trump y sus aliados han hablado durante meses de su intención de anular normas ambientales y laborales, pero también podrían reducir o eliminar una serie de medidas que afectarán los derechos civiles, la libertad de expresión (sobre todo el candidato lanzó amenazas contra algunos medios) y hasta autorizar el uso de la tortura.
Por el momento, el nuevo juego que ahora obsesiona a la cúpula es la composición del nuevo gabinete (además de aproximadamente 4 mil nombramientos políticos en las próximas semanas).

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